-¿Tan malo sería?
-Ni te imaginas cuánto.
-...
-Pero huir ahora sería muy cobarde.
-Pues quédate.
-¿Y si caigo?
-Te ayudaré a superarlo. Me esforzaré por destruir esa emoción cada día.
-¿Y cómo?
-Con los labios.
-No haré caso de palabras.
-Créeme, tendrás más que palabras. Mis labios no destruyen desde lejos. Solo desde cerca.
-¿Cómo de cerca?
- Así de cerca.
...
-Acaban de contarme que no pueden destruir nada.
-¿No?
-No. Sigo cayendo.
-Entonces yo también caeré. Caeré contigo.
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