Un juego de contorsionista.
Un húmedo trapo sucio, viejo y gris que se retuerce y se retuerce, hasta que suelta la última gota de agua.
Después de la compresión, descompresión. Que es incluso más difícil y dolorosa que la primera. Porque tienes miedo, estás perdido y el único refugio que queda ni siquiera es seguro.
Lleva tiempo.
Y duele.
Tanto a Cobrin como a Layla.
Duele.
Les duele.
Les hicieron más daño...
Que en toda la última era.
lunes, 14 de septiembre de 2009
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