Pero no pienso resignarme a la sencilla felicidad que tiene reservada, ni al sueño de después de comer, ni a ser siempre una idea perfecta realizada con imperfecciones por doquier.
Odio que ella conozca tantos secretos del mundo. A ver, me encanta poder ver.
Pero no quiero que todo esto que ve sea verdad. Es horrible... es tan pequeño, tan triste, tan amargo, tan, tan...
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