Tampoco puedo ignorar las frases de mis padres.
Y no puedo tomar una sola decisión sin arrepentirme mil veces y llorar después.
¿Qué pasa?
¿Qué no va bien en mi cabeza?
Me siento...
Me siento enferma. Ni siquiera tengo fuerzas para rechazar su voz.
Tampoco quiero. Habíamos hecho una promesa, ¿recuerdas?
No queríamos apartarle de nuestra vida.
Y ahora que ya no estás conmigo me siento desprotegida.
¿No puedes venir alguna vez a verme?
Por favor. No estoy preparada para dejarte atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario