domingo, 1 de noviembre de 2009

Solo tengo que esperar.. como siempre

Pero me muero por ese abrazo.
Por oír su voz.
Por mirarle a los ojos.

Suena ridículo, cursi, triste y común.. los adjetivos más horribles, todos a la vez.

Pero me muero por decirle esa frase, por recorrer su cuello con el dedo, y dejarme caer contra su torso sintiendo unos brazos que me rodean la cintura.
Cobrin se muere por sentir la genialidad de ese momento.
Me muero por que me diga al oído que esperaba encontrarme.
Porque respire contra mi cuello. Y me muerda.
Quitad esa cara de asombro, sería genial.
Aunque claro, es un ángel, no lo hará.
Me muero por saber de qué color eran esos ojos que no puedo mirar sin buscar su sonrisa primero. Sí, es fascinante hasta ese punto.

Pero no me muero por todo eso, ¿eh? Pero quedaba apasionadamente estético así.


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