jueves, 31 de diciembre de 2009

No sé dónde estás.

Dónde te escondes, dónde estarás para no dar señales de vida en toda una tarde.
A veces parece que estoy enamorada de ti, o que tengo esa clase de dependencia que tiene Layla a veces, pero no.
Es solo que me encanta estar contigo... en forma de palabra escrita, sonada a través de horas y horas de conversación.
Es la realidad, porque aunque me esconda de otras llamadas, para la tuya siempre tengo el tiempo que haga falta... y me da igual cuánto me griten, solo por la ilusión de ver esas dos letras dibujadas en la pantalla del teléfono.
Como dice alguna gente con la que soy muy sincera, "niña, tienes problemas graves".
Pero ahora me da igual, solo quiero que vengas y empieces a gritar otra vez.

Perdí la entrada... en algún lugar del viaje.

Es uno de esos trozos de papel que atesoras, que miras y miras temiendo que se desvanezcan en una llama temblorosa y solo quede, testigo de su existencia, una voluta de humo.
Pero no, siguen ahí... porque son materiales, y aunque tú los veas como partes de tus tan preciados recuerdos, esos enlaces son inútiles, inservibles, y por mucho que los veneres, no te arrastrarán allí a donde quieres ir.
Pues este... es uno de esos. Y, además, sabía que se desvanecería mucho antes de que lo hiciera. Por eso, al no encontrarlo, solo sonreí.
Nunca más volvería a ver la entrada número 3000, y con ella, se desvanecería otra atadura.

martes, 29 de diciembre de 2009

Pop.

Y sucede así, de repente. Rodeada de lo que más quieres, te inundas por dentro. Pero incluso ella se deja inundar, inusualmente dócil. Tiene una sonrisa dulce, como de niña, de esas que casi nunca le veo últimamente, porque siempre me tiene que abrazar a mí. Una canción sublime en labios temblorosos que recuerda a la voz de un ángel, pero no, no me refiero a él. Ya no. A veces se me olvida cuánto la quiero. La quiero de verdad, muchísimo, y lo siento dentro... derritiéndose como plata de aquella contaminante.

Es inofensivo.

Ya puede palparte el alma, porque no vas a estremecerte.. ni tan siquiera por un susurro como aquel.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Querida Clío...

¿Cómo hacías tú para poder hablarle así, tan natural?
Como si no le estuvieras hablando a él.
Ojalá supiera, ojalá pudiera hacerlo... yo tampoco entiendo por qué no puedo hacerlo como en mi mente. Iba a ser tan perfecto, iba a ser...
Ya no sé nada.
Solo tengo que quedarme donde estoy y no avanzar yo sola. Esto íbamos a hacerlo juntos, ¿no?
Pues ya está. Juntos... hasta el día que despierte del sueño.
Y ya está.
Como hiciste tú. Quiero no pensar tanto, Clío. Quiero vivirlo y ya está.
Ya me encerraré a horrorizarme de lo que hice después. Ahora... solo quiero vivirle.
Ayúdame, musa.
Ayúdame a no sonreir porque sí. A saber mirarle... sin tener miedo a asustarle.
A lo mejor es que esa mirada de hierro no es más que mía. Ella no es más que mi reflejo. Y él no es más que... él.
Ojalá supiera mirar.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Querida Clío.

¿Dónde encontrabas tu musa cuando se escondía en aquella ciudad abandonada?
Porque tú eras su musa. Pero la tuya.. siempre supiste encontrarla. Me pregunto si era por alejarte de aquello que te daba tanto miedo porque.. te hacía sentir.
Ahora yo la he perdido. Y pienso en ti, te escribo, y ni siquiera consigo hacerte llegar lo que siento.. entiendes, ¿musa?.. se pierde.
Me gustaría volver a sentirme caer con el estómago encogido en una fiebre de arte, dejarme caer a través de páginas a medio escribir. Sentir que esas hojas son todo y son nada.
¿Quieres ser mi musa? Porque a lo mejor yo también necesito una. A lo mejor, eso que yo invoco "arte" no sirve.. y también necesito de una chispa de magia que lo haga ser arte.
Sé que estoy divagando, y sé que no necesito ninguna musa, pero aun así quiero que también seas la mía. Te llevaré dentro, siempre, aunque no seas yo. Te llevaré con ellas..
Siempre estaré contigo. Por si algún día esa vida que escogiste deja de hacerte feliz. Y caes en el sinsentido y la desesperación, por si echas de menos algo ahora inalcanzable.. estaré ahí para abrazarte en la antesala de mi mente. Esa en la que duermen ellas, encogidas en un suelo pulcro e incorpóreo, o agazapadas en una esquina inexistente.
Mira, ya lo siento. Ahora, tus memorias parecen inconsistentes, ¿sabes?. Solo parece real, frío y gris como una piedra, tu presente. Qué miedo.
¿Todos mis sueños se perderán como la niebla? Ojalá pudiera embotellarlos, capturar la ilusión entre rejas doradas, para poder pasar la noche allí cuando me sienta perdida en la cruel realidad. Ni siquiera la dulce memoria, que siempre lo azucara todo, podrá convencerlos de quedarse para siempre. Se irán.. y sé que parte de mi alma con ellos.
Sé que cuando los pierda me romperé otra vez.. cuántas noches lloraré por ellos.
Con su forma, con su olor, y ese algo que los hace diferentes de todos los demás, que no es una cualidad y tampoco una sensación. Con su esencia de sueño, y esa prisión a la que te llevan engañada con un camino de rosas.
Y con ese abrazo que te ata a la ciudad más hermosa del universo.. que no es la tuya.
Y te obliga a seguir soñando.
Impaciente, me pierdo, confusa, otra vez.



miércoles, 23 de diciembre de 2009

Querida Clío.

Querida Clío.

Te echo de menos. Hoy pensé en ti, en el cine, pensé que esta película te hubiera encantado. Con sus ruidos de cascadas, cantos triviales disfrazados de sonidos del bosque, con sus ritmos salvajes y su sonido a naturaleza. Hasta tú hubieras amado esa música. No me preguntes cómo, pero sé que hubieras llorado.

A lo mejor, hasta cogida de la mano de tu mejor amigo.. qué suerte tienes. Él siempre será tu mejor amigo.

Y cuando me acordé de ti, de tu mundo claro de trazos finos y firmes como el azul de aquella página que al principio no entendía, yo sí quise llorar.

Sonaba una de esas bandas sonoras que te tocan el alma, y me sentí dentro de aquella película y a la vez del todo fuera, en mi propia historia rodada dos años atrás. Mirando la belleza natural de aquellas criaturas sin nombre ni identidad aparente. A lo mejor es porque no recelan tanto de ella, y aman la vida hasta tal punto que lo confunden todo en una gran red.. no lo sé. Admiro eso, pero yo no podría separarme de mí.

Me acuerdo.. de que tú tenías tu mundo metido en tu habitación, como yo. Allí te ocultabas del de verdad, hasta que alguien irrumpió en él.

Pero eso, ¿sabes?, solo pasa en los cuentos. El destino no entra por la puerta principal.. hay que ir a buscarlo en la trampilla oculta peor escondida. Y hay que saber buscarlo, es un don. Hay gente.. que le tiene en su vida. Al destino, digo. Y otra gente que no.

Yo soy del segundo grupo. Pero tú, Clío, eras del primero.

Me parecías el personaje más hermoso de todos. O casi todos. Porque él, pintado por ella, sí que dejaba sin respiración. Pero, volviendo a ti, pero tú eras tan íntegra, tan rota, tan tú.

Te echo de menos, Clío.

Cuando tu padre aun vivía, y no te habías separado de aquel piano, cuando el lienzo de tu madre aun estaba en el salón. Cuando tu vida todavía no se había hecho añicos.

Aunque después los pegaste muy bien, con una veracidad pasmante, a mí me hubiera gustado que tus sueños no se quedaran tan rotos también.

Y que hubieras tenido ese final de cuento de hadas, vestida de blanco con un horrible vestido que te hiciera parecer un pastel. Por ti, llevaré mi vestido de pastel. Así, a lo mejor me da suerte.. de esa que no tengo. Y si no me la da, no me sentiré tan sola.

Pensaré que tú estás allí conmigo, paseando por las calles que tanto amabas y que abandonaste para huir de ti.

¿Estaré huyendo yo también? Estoy sola, Clío. Solo ahora. A veces necesito estarlo.

Pero sé que ese paso que quiero dar es muy importante.. Clío, me da tanto miedo. Porque sé que será un arma de doble filo. Y me pregunto cual es ese doble, y en qué forma me lo prepara mi malcriado sino.

Te echo tanto de menos.. ojalá nada terminase. Pero todo acaba, y tu historia también terminó. Déjame que yo le de vida, ¿vale? Y un día, también tú serás su mejor amiga.

Es mi promesa. Nunca olvides que me duele que no estés..

..te echo de menos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Himmel

Acunada por el dulce traqueteo del tren, los baches que me hacían temblar por momentos con mi típico miedo. Los túneles que me prestaban (qué majos) un espejo negro en el que mirarme.
Como siempre, llevaba un libro o deberes o algo así para estudiar.
Y como siempre, ni siquiera lo toqué, demasiado celosa de aquel tiempo de anhelo y ilusión que me transportaba lejos, a donde yo quisiera. Como siempre, música a todo volumen, y, como siempre, enfado al empezar a sentir dolor de cabeza por ella, y resistencia ante la idea de permitir el silencio.
Soy así. Aquel era mi tiempo, solo para mí, en el que pensaba.. todo.
Sentía otra vez mil historias fluyendo todas a la vez, y me enfadaba porque no tenía un cómodo teclado en el que escribirlas. Aguardaba la llegada, impaciente. Y no quería que llegase nunca.
Aquel tren era, a lo mejor, felicidad eterna.
Tenía miedo, recuerdo. Tenía miedo de mí misma, de lo que yo pudiera hacer. Un pánico que me aferraba por dentro y me impedía moverme demasiado, como si con un manotazo pudiera espantar al mundo. Qué tonta era. Pero tenía miedo.
Como me había prometido no tenerlo, ser yo, dejar fluír el desastre (ya sabéis), me deshice de la garra de hielo y me permití girar, jugar con el pelo, recostarme de maneras extrañas y extrañar con ellas (y asustar, sospecho) a los pasajeros de los asientos más cercanos (L).
Jugaba a juzgar a todo el mundo, aunque aquello no era novedad, y me sentía tan guapa y natural como cuando me dejo sin respiración al mirarme en el espejo.
Uy, otro túnel.
Viajaba hacia... mi cielo. Era un lugar donde daba igual el tiempo que hiciera, si nevaba o granizaba, porque la urbe me mimaba y me consentía con un cariño que no creía merecer. Aquellas tardes de lluvia sin chaqueta, llegar empapada a las doce de la noche por jugar con la bola de agua, sentirme libre aunque solo fuera un cuento con final, una farsa.
Si me lo decía aquella ciudad, me lo creía todo.
Estaba llena de bosques, me gustaba pensar, me dejaba respirar. Solo imaginar las mil escenas que recreaba yo sola en aquellos parques, me llenaba de deleite y felicidad.
Eran posibilidades eternas, como yo.
Aunque el tiempo apremiaba. Mi eterno rival, siempre soltando latigazos al corazón. Era cruel, ¿sabéis? Como esos malos sin rostro, que lo único que sabes es que necesitas detener.
Aun quedaba una hora y media para empezar a vivirlo y ya me estaba rompiendo el sueño. ¿Veis? Cruel.
Me palpaba la cara, nerviosa. Menos mal, estaba bien. No quería ni pensar en despertarme otra vez con la mandíbula hinchada. Eso sí que me hizo sentir pánico.
Y estación tras estación... mi nerviosismo aumentaba. Excitada, comprobaba el móvil una y otra vez. Caía en la cadencia de canciones lentas, salía otra vez al rey del pop. Calmaba a la niña que retorcía una mano con la otra, histérica, dejándole escuchar su canción... a la vez que tenía mucho cuidado de no tropezarme con cierta voz, de mantener el sedante funcionando.
No me convenía nada de nada que se despertara ella. Solo pensarlo hizo que me estremeciera.
Me sentí como si fuera a vender mi cuerpo al diablo sin yo saberlo. Otro escalofrío. Como si fuera a firmar mi sentencia de muerte influenciada por el efecto de algún alucinógeno.
Alejé todo aquello de mí aterrorizada, no me gustaban aquellos sentimientos. Los conocía demasiado bien, y me hacían llorar.
Y no quería llorar. Quería gritar de alegría, ¿os acordáis?
Llegaba a la estación y en dos abrazos se fundía mi mundo.
Podría avecinarse el fin del mundo... y yo no hubiera salido de aquellos brazos para correr.
La felicidad estaba en aquella estación, en aquel cielo nublado (cómo no), que me ocultaba a mi mundo.
Otro escalofrío, al pensar en el momento en que volvería a pisar aquel suelo de alegría y optimismo. Al pensar en todas las veces que me habían arrancado de aquel mundo, que llamaba mío.
Cuánto dolería esta vez... sentirme arrancada del cielo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Ich hasse dich


Cobrin of Dark

I don't even know why she is "of dark", whatever it means.

Cobrin Cobrin Cobrin Cobrin Cobrin

Yes, I'm calling you.

Meine schlafen ist du

und ich bin verkaufen.
wenn du nicht weißt
Eben.

¿Siete días?

Solo siete para romper mi cielo.
Que no llegue nunca. Así podría seguir esperándolo siempre, oyendo su voz. ¿Por qué asumo que voy a hacerle daño?
No lo sé, pero yo no quiero que me aleje de él. Eso es lo único que sé.
¿Cuánto estoy dispuesta a dar por quedarme a su lado?
No lo sé, Cobrin, no lo sé.

Cobrin agoniza

entre entes que no la entienden. Nadie habla su idioma, nadie puede ayudarla.
Nadie quiere sacarla a la luz, solo a ella le gusta. Nadie va a buscarla. Tiene que salir sola, luchar sola, vivir sola. De cara a la galería, vamos. Porque entre bastidores las tiene a ellas, que la quieren con locura.
Lo que yo me pregunto, es con bastante miedo, si habrá alguien para ella. Una amistad que sepa jugar con ella sin sentirse herida o violada.. Tonterías, pero es lo que el mundo piensa.
O alguien que sepa amarla aún cuando ella le hunda agujas en el corazón como si se tratase de la más hermosa obra de arte. Sonriendo, vamos.
¿Habrá alguien que sepa hacerla feliz?
Alguien.. detrás de ese arte en el que vive.
Yo puedo decirme a mí misma que soy preciosa, porque lo soy. Puedo decirme que recién levantada estoy adorable, es que es lo que me parece. O que mi cuerpo es una obra de arte gótica.
No sé. Puedo amarme a mí misma, por dentro y por fuera, y pensar que soy genial.
Entre genialidades, vaya.
Pero, lo que yo busco.. es alguien que también lo piense. Que me ame, por fuera y por dentro. Porque no amar mi cuerpo y decir amarme a mí sería mentir, por no decir horrible.

martes, 15 de diciembre de 2009

¿Cómo no vas a hacer magia, con esa cara?

Con esos ojos, querrás decir.
Con lo que sea. Con ese algo.
Pero es que yo.. también quiero ser capaz de llegar a donde no puedo llegar. Allí en donde me pierdo.
No pasa nada. Llegarás.
Pero.
Ten paciencia.
No tengo de eso. Deseo tanto las cosas, me esfuerzo tanto en desearlas..
¿Nunca perderás la esperanza de que así llegarán antes?
Nunca.
Tú eres esperanza.
Así es.
¿Nunca dejarás de ser eso, ilusión?
Jamás.
¿Me lo prometes?
...
Dime la verdad y nada más.
Sí.
Mírala.. está aquí dormida. Desmadejada en el suelo.
Te encanta esa palabra, ¿verdad?
No te rías.
¿Solo has venido a verla para decirla?
Al menos vengo.
Sí, vienes. Yo no. No me gusta verla, tan quieta. Parece que ni esté soñando.
Pero sueña.
No puedes saberlo.
Lo intuyo.
Tú siempre intuyes.
Porque tú nunca lo haces.
Ah.. es que la que intuyes eres tú.
Mira, sus pupilas, tras los párpados. ¡Se están moviendo! ¡..
¡No digas su nombre!
Es verdad. Pequeñaaa. Pronto despertarás.
Que cariñosa, Cobrin.
¿Te celas?
No.. solo me gusta verte así, sincera.
Yo siempre soy sincera.
Y siempre mientes.
Pero, mírala. Solo él puede salvarla. Y ni siquiera lo sabe.
Encima nosotras, que la tenemos aquí atada..
No está atada. Dramatizar también "lo hago yo". Relájate.
Mira sus manos, fíjate. ¿Por qué crees que están tan juntas?
Le gusta dormir así. En un nudo.
No entiendo como hablas, a veces.
Es porque no hablo tu idioma, tonta.
Otras veces sí. Y sé que sonríes cuando no me miras.
Eso es porque te quiero.
¿Cuál?
Venga, túmbate un rato con ella. Yo os velaré. ¡No me mires así! Confía un poco en mí, ¿no?
..
Así, despacio, que no se asuste. Tiene un sueño muy ligero. ¿Te acuerdas cuando el sonido de una ola bastaba para que entrase en pánico?
Cómo olvidarlo. Me acuerdo del dolor del pánico en el estómago.
Tú lo pasabas mal.
Y yo tenía que cuidaros, todos los días.
Aunque aun eras joven. Estás teniendo que crecer demasiado rápido, Cobrin.
Es porque tú no creces. ¿Sabes? Nadie puede salvarnos. Pero yo nos salvaré.
Siempre diciendo esas cosas, Cobrin.
Duérmete, niña. Estaré aquí cuando despiertes. Dormida, también. Despiértame si estás triste, ¿vale?
Cobrin, dame un beso.
Ai, mi niña.. Ven, aquí. Así, siéntate en mi regazo. Qué cintura tienes, cielo. Te envidio.
Pero si tú tienes la misma cintura..
No te rías de mí. Es que la mía no me la puedo ver.
Shh.. suenan los últimos acordes. Vete, duerme.
Tú vas a llorar. A que sí.
..
Esa sonrisa dice que sí.
Esa sonrisa, te sonríe. Duerme.




Es que se me da muy bien romper cosas.

Pero a vosotros se os da mejor.
Rompéis cada cena, la calma, mi arte, mi hogar.. Resquebrajasteis mi coraza rompiendo cosas.
Ahora incluso estoy rota yo, mirad.
Lo rompéis todo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Me voy a terminar.

Es cuestión de sabérselo muy bien, y poder ingeniar en cincuenta minutos ;)

Una declaración de amistad eterna

es una cadena muy pesada.

Mi miedo al negro aumenta un grado al pánico

Tendré que cambiar el diseño. La pregunta es, cómo.

La cabeza llena de ridículas canciones

Fuera, ensuciáis mi cabeza.
Mi cabeza tiene que ser fría y pura para que quepan ensoñaciones gélidas.
Que por cierto me duele tanto..
¡Fuera de aquí!

Fiebre

Lo transforma todo.

Oh, no.

Mira, mira, ¡allí!
En la ventana del edificio que está enfrente del mío (más bajo), se ve una luz azul. Si te fijas bien distingues el entramado de luces y la forma de arbolito, o luna, o yo qué sé.
Parece que si es en el mes (los meses, pf) adecuado, absolutamente todo simboliza navidad.
Mira, ¡miraaaa!
Ya lo sé, niña. Cállate ya. Y la empujo hacia el subconsciente, harta.
A lo mejor es cuestión de minutos que vuelva a salir y se enfade conmigo, pero.. es que ya no la aguanto más.

martes, 8 de diciembre de 2009

Temblando de ansia.

Me dejo llevar por el idilio.

Odio que se pierda lo que imagino mientras lo escribo.

- ¿Entonces vienes o no?

- ¡Me estás agobiando! Estaba riñéndote por ser tan insensible. ¿Por qué me lo preguntas ahora? ¿Es que quieres que no vaya? ¿Cómo…

- Sé que vendrás igual. Y si hablas tanto me estresas tú a mi. Me das dolor de cabeza. Ah, y.. no te dejes el bañador, pienso llevarte a la piscina.

- ¡No me..

- piiiii

- Cuelgues. Maldito egocéntrico creído, ¡aggg!- Arrojó el teléfono a la cama. Odiaba aquella manera suya de darle la vuelta a todo y ponerlo a su favor. No era capaz de pararse a escucharla.. ella tenía tanto que decirle. Con rabia, empezó a hacer la bolsa, era obvio que no iba a desmontar la coartada cuidadosamente planeada entre ambos para sus padres, ya era bastante que hubieran conseguido no levantar sospechas.

Fue al cajón de los calcetines y los bañadores y cogió varios pares de lunares (calcetines, claro, a ver quien se pone un biquini de lunares). Dudó. Ella no quería bañarse con él. Aun así, y temiendo que él pudiera buscarse otro bañador para sustituir al suyo “olvidado en casa”, cogió un biquini, a regañadientes. El negro, claro (porque, claro, a ver quien elige otro que no sea su favorito para ir a dormir y bañarse a casa de un chico al que, creemos, odia).

Gritó un adiós lo más alegre que pudo en la puerta y salió a la fría tarde (que más bien ya era noche.. porque claro, a ver quien espera que sea de día en Madrid a las siete de la tarde en pleno invierno) con la bolsa negra de vintage al hombro. Cogió el collar que no le había dado tiempo a ponerse en casa y se lo ató (sí, así tal cual, con un nudo) al cuello, sin ganas de buscar el cierre. Cuando sintió la luna decreciente en su pecho, fría y reconfortante, empezó a notar como la angustia se iba. Aquella luna era mágica, pensó (entendiendo mágica de manera retórica, claro). Tenía una cadencia tan perfecta y era de un metal tan frío que la hacía repasarla mentalmente con su lupa estética de excentricidad (algo así como unas gafas filosóficas, como aclaración para expatriados de mi mente) hasta que la perfección la calmaba.

El coche paró ante ella y sin pararse a comprobar quién lo conducía, subió y arrojó la bolsa al asiento.

- Buena chica.

- Cállate.

Él buscó su mirada en el retrovisor, pero ella no pensaba darle el placer de mirarla a los ojos. Atisbó la media sonrisa de él, aun así. Cuando el se concentró otra vez en el volante, mirarle conduciendo con su arrogancia y tranquilidad natural le pareció la manera más fácil de asumir que pasaría largas horas con él.

“Tonta, tonta, tonta.”

Sí, ya lo sabía, pero él tenía demasiada confianza, y ella, debilidad por su forma de ser. Mirarle era divertido, y jugar con él la hacía excitarse (eh, si entendemos eso de manera emocional, claro) y

- ¿A que callado soy guapísimo?

- Que te calles.

Él rió. Ella echaba chispas, literalmente (a ver.. entender que tenía un mechero, su compañero eterno, en la mano hiperactiva). ¿Ni contar su historia tranquila la dejaba?

El ruido del motor la adormeció, y se dejó ir sintiendo el cristal de la ventanilla vibrar con su cabeza.

- Eh, bella durmiente. A ver, no demasiado bella, no te creas, eh. ¿Te puedes despertar, por favor? Vaya, silencio igual a no. Yo lo intenté. Ya viste qué buenos modos y todo eso que tanto querrías que tuviera.

Continuado a sus palabras la sacó del coche en brazos y cerró la puerta dejándose caer contra el coche.

- ¡Ai!- El ruido y el temblor la despertaron.- Qué poca delicadeza.. - Refunfuñó intentando orientarse.- Bájame, no me gusta.

- A sus órdenes, bella durmiente. A ver..

- Te repites.- Le cortó, apretando la mandíbula enfadada. Cruzó los brazos delante del pecho y echó a andar hacia la casa, deseando llegar a la habitación de la hermana pequeña de su eterno enemigo. (Sí, seguía jugando con el mechero. Que no, no tenía miedo de que se acumulara gas y todo eso. Dos preguntas y basta por párrafo, que me olvido del argumento.)

- Oye, que por no ser tan guapa como yo callado no te tienes que acomplejar, ¿eh?- Dijo cuando se puso a su altura.- Qué rápido olvidas tu bolsa, bella bella durmiente.

- ¿Redundancias? Por favor.- Resopló ella, pero cogió la bolsa que él le tendía, sonriendo abiertamente.

- Ohhh.. Cinco minutos exactos para una sonrisa. Qué orgulloso estoy de mí.

- Me aburres con tanto orgullo.

- Es que soy genial.

- Tu genialidad incomprendida también me aburre.

- ¿Quién no comprende.. - Se escandalizó saliendo de su parsimonia hacia una exaltación elegante.

- Yo.

- LAIIIISZ!

- ¡Hola, Damn! Yo también te eché de menos, pequeña..- Rió.- Vale, vale, pero no me ahogues.

- Hermanito, ¡mira quién ha venido!

- Sí, Damn, te la traje yo.- El chico, ya en lo alto del porche, entró sin volver la cabeza y cerró la puerta con reveladora suavidad. La niña se quedó mirando hacia la casa, aun abrazada a una de las piernas de la joven.

- Vamos pequeña- Laisz la levantó de golpe, como hacía siempre que quería hacerla reír. Tuvo resultado.- Tu hermano está de mal humor porque le hice esperar mucho. ¡Ya verás cuando le ataquemos con almohadas como juega con nosotras!

Y fingiendo una sonrisa que se transformó en “de verdad” al entrar en la calidez de la luz del porche, timbró para entrar en su propia casa (su propia otra casa.. claro).

Saludaron a todos y se escabulleron lo más rápido que les dejaron por entre la luz hogareña de la casa escaleras arriba, por la penumbra. Era más divertida la luz real y artificial de arriba, con colores plásticos y chillones.

Menos una habitación, claro. Una de las habitaciones tenía las paredes pintadas de morado oscuro.. y solo tenía una cama siempre deshecha, cds desperdigados por todas partes y un amago de estantería destrozada por otro amago de artista incomprendido (entiéndase, ni siquiera artista incomprendido). Pero el juego de luces que creaba el color de la pared era tan genial, que a Laisz le daba igual la estantería.

Dejó a la niña en su habitación, que rodeada otra vez de rosa y verde, se puso a jugar sola contenta. Y atravesó el pasillo hacia una puerta entreabierta. La empujó.

- Ei.. - Deslizó una sonrisa al otro lado.

Él levantó la vista, sorprendido. Tenía los auriculares puestos y la mirada en el infinito. Parecía eterno (tan blanco) aunque no lo fuera, como el mechero siempre chispeante en la mano izquierda de la chica.

Él hizo un movimiento de cabeza y ella corrió a su regazo. La dejó acunarse con él en la vieja mecedora, agarrarse a su cuello y cerrar los ojos mientras él pensaba en su música, o en sabe dios qué (los pensamientos de este chico eran curiosos, os lo digo yo).

Ella levantó la mirada y él sonrió ante la conexión. Ella tenía que tener mucho cuidado con su mirada.. era translúcida y tenía las pupilas tan grandes.. el color de la fina línea que restaba era dorado. Un dorado que fluctuaba entre plata sonrojada y oro viejo.

Era una mirada metálica.

Él hubiera deseado besar los ojos de ella, pero recordó que tenía que conformarse con sus labios. Nunca los había besado.

Ella le miró, pero él ya no la miraba a ella, si no más allá, solo a su mirada. En un movimiento invisible una réflex capturó su mirada con un sonoro chknnn.

- Eres horrible.- Susurró ella.

Pero ni se apartó de él, ni se movió mientras él observaba serio la pantalla y tomaba otras fotos de sus ojos.

- He ahí mi genialidad. No te confundas, bella durmiente.- Se desembarazó de los brazos de ella y la dejó sola en el eco de la mecedora, poniéndose a trabajar con sus fotos en un pequeño portátil tirado en la cama deshecha (ya os dije que siempre lo estaba. ¿por qué tendría que ser ahora una excepción).

- Que a ti siempre te parezca que duermo no significa que sea verdad.

- Sí lo es. Siempre te duermes. Y yo te tengo que despertar. Y abrirte los ojos otra vez.

- Para poder sacarles más fotos. Cerrados no te sirven de nada.

- Qué mal me conoces.

Por toda respuesta ella cerró los ojos otra vez (aquella mirada cansaba mucho) y se quedó dormida en cuestión de segundos.

- ¡No! Vamos, Laisz.. mierda- Masculló arrastrándose fuera de entre las sábanas y dejándose caer al suelo al lado de la mecedora. Cogió un mechón del largo cabello de ella y lo observó de cerca. Oro viejo (viejísimo). Pero solo como reflejo del negro.

Él mediosonrió, satisfecho. Sacó unas tijeras del bolsillo y cortó limpiamente. Guardó las tijeras en el bolsillo, deslizó un dedo por la mejilla de ella.

Laisz entreabrió los ojos y del izquierdo salió una lágrima hacia el suelo, su cabeza siempre estaba inclinada.

- Tus ojos me están suplicando que no haga eso, porque no te gusta. Pero ¿por qué no me lo dices tú? - Con esa continuidad y constancia suave lo soltó todo. Se alejó de su cara. La joven se encogió sobre sí misma.

- Eres horrible.

- Y genial.- Apuntó él, como diciendo, no te olvides con una mirada de aviso.

- ¿Cómo voy a olvidarme? Me lo repites todo el rato.

- No soy capaz de hablar contigo sin desesperarme.

- ¿Para no desesperarte qué tendría que hacer?

- Dejar de mirarme así.

- Son mis ojos. No puedo evitarlos. - Dijo ella con furia contenida.

- No son tus ojos, es tu mirada.- Lo dijo así, como si nada.- Aprende a distinguir.- Y salió dando un portazo.

Eran habituales, y ella solo disfrutó del eco del sonido (el de la mecedora hacía rato que se había extinguido, dejando de acunarla) hasta que volvió a verle entrar por la puerta.

Fue como un golpe en plena cara. Se echó hacia atrás, como huyendo, pero la mecedora estaba en su espalda, y era rígida.

- Me voy a la piscina.

- Ya lo veo.- Dijo ella con un hilo de voz (y con pánico). Él llevaba puesto un bañador azul marino que, lejos de chocar con la perfecta combinación de su pelo azabache y piel blanquísima, le daba un toque de realismo (pero el “y naturalismo”, no).- Y tú vienes conmigo.

Él siguió preparándose con calma. Pero fingiendo prisa. Echaba miradas furtivas a la chica, todavía encogida en la mecedora.

- ¿Pretendes convertirte en adorno a tiempo parcial?

- No me haces gracia.

- Y tampoco lo intento. Venga, oh.. - Se decepcionó al verla ponerse en marcha y coger el bañador.- lo has traído.

Ella le devolvió una mueca y se metió en el baño de un portazo. En menos de treinta segundos estaba fuera, con una toalla anudada bajo los brazos.

- Y bien.- Dijo ella, exultante.- ¿Adonde vamos?

Él hizo una seña de “espera”. Terminó de hacer la seña, y antes de que le diera tiempo a relajarse ya le tenía al lado tirando de su mano hacia el baño de la habitación. Ella le miraba, desconcertada. Era como paralizar su cuerpo y dejar todo lo demás en movimiento, él se giró para echar el pestillo y echándose sobre ella (y sobre la puerta que estaba detrás) la besó en el cuello, despacio.

Ella levantó una mano que tocó el pecho de él, por todo signo de contrariedad.

- Eres muy poco convincente- Susurró él aun en su cuello.

Pero ella no podía moverse. ¿Pánico? No. Aun no lo sé, solo lo intuyo, dejarme pensar.

- Ange.

Él levantó la vista al oír su nombre. Sus narices casi se rozaban. Ella, con los ojos aun abiertos se deslizó por su cara y inclinándo su cabeza hacia abajo, atrapó los labios de él en un mordisco fiero.

- ¡Au!- Se quejó él.- ¿Qué haces?

- Intento ser más convincente.

Él rió, suave y relajado, por primera vez, de verdad.

- Pues lo haces fatal.

Pero se dejó besar otra vez con cuidado, como si temiera asustarle con sus caricias (después de tremendo mordisco, sí) o espantarle al cerrar los ojos.

Él se dejó convencer.. pero se hizo de rogar.

Ella tocaba con una mano su espalda, rodeándole desde lejos. Con la otra (sí, mechero en mano) tocaba el pecho de él como apoyo, le besaba entre miradas.

Pero de repente ella se cansó (tenía una habilidad especial para cansarse) y corrió hacia la ducha, abrió el chorro de golpe y se empapó con agua helada.

- Qué calor.. - Murmuraba.

Él la miraba con una sonrisa que se reía de ella. La empujó hacia dentro y entró tras ella, sin inmutarse ante el agua fría. Le sujetó la cara con las manos (recordemos que no le gustaba, pero nada) y ignorando la mirada de reproche la besó para hacerla callar. Las manos se escurrieron hacia atrás y desató el collar para engancharlo otra vez con una sola mano.

- Torpe.- Le escupió en la oreja.- Aunque una torpe realmente bella.

Laisz no se explicaba como podía decir aquellas cosas y que sonaran tan naturales.

- Con tal de que no me duerma haces lo que sea, ¿eh? - Le pinchó.

- La verdad es que sí. Cuando te duermes, me da miedo lo que te puedo llegar a hacer.

No me paralizas con esos ojos de metal, y estás callada sin desesperarme.

(Una mediasonrisa)

Así que.. no te duermas nunca más, ¿vale?

- Pienso dormirme en cuanto salga de aquí. - Rió ella, que nunca se turbaba ante nada.

- Es que es imposible que pases una hora sin dormir..

- Ya. Es que solo durmiendo soy libre. Puedo ver cosas.. sin mis ojos por el medio.

- ¿Es el momento de las confesiones?

- Si quieres llamarlo así. - Suspiró ella. Él rodeó el cuerpo de ella, palpándolo entero, sin reparos y sin que se le quebrara la voz un solo instante.

- Te quiero.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Casi me veo allí, en la playa

con la mujer que llevaba meses deseando abrazar.
Cantando con las niñas, pero solas en nuestro mundo..
Porque lo único que importaba, era que estábamos juntas,
otra vez.
Ahora aquella canción me atraviesa el pecho, me lo corta en dos, no me deja pensar.
Y vuelvo a estar en la playa con ella, cantando a pleno pulmón y bajando de aquel muro de un salto, cayéndome al suelo y entre sus brazos, sintiéndome asfixiante, no asfixiada.
Todo lo que nació aquella santa semana..

Espejo de doble cara.

¿Siempre de doble cara?
Otra mentira más. Al final, la realidad es que.. ella nunca tuvo razón.
Prisma de tres caras. Esa es la realidad.

¿Cómo puedo quererme tanto?

A veces me pregunto cómo, por qué.. siento esto en el pecho hacia mí.

Perdida en mi pasado

Veranos, semanas santas, se suceden..
Dejo de ser yo y recuerdo aquella niña que lo soñaba y organizaba todo.
Fines de semana, fines de curso..
El fin de la niñez. Y todo se enturbia.

domingo, 6 de diciembre de 2009

¿La contaminación es buena?

Mientras tú la permitas..
lo será.

E ti ris, e ti dis

Quero vivir

(Mentira todo el gallego)

A ledicia de lembrate

non me deixa ser feliz (8)

Somos como oro líquido

contaminado con Plata.

Corrubedo

Estaba sentado en una silla blanca, en el patio de luces doradas acariciando a su compañera con mimo, mohíno.. Como esperando algo, a alguien.
Como esperándome.
Me faltó aire, y me caí de angustia. Gemía y lloraba a partes iguales, mirándole allí, donde solía tumbarse ella, desde la puerta de la casa.
No podía acercarme a él. Me llamaban mis padres.
Para poner la guinda de horror, estaba el cuerpo de ella muerto y frío, en algún lugar de la rambla donde yo podía verlo.
Un sueño pastel, casi tan apetecible como yo misma vestida de fiesta.

Eu sinto eco do sorriso teu

daba o mundo por te ver e por falarmos..

domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Queréis saber por qué esa rosa acabó así?

Pues, veréis. Un día un hombre horrible la besó cuatro veces y ella no sintió nada.
Desde entonces se volvió loca de dolor en el interior de una celda de insensación.
Atrapada en una racionalidad muy poco sana, en su mente, donde todo era como ella pensaba y sentía, donde estaban él y sus besos.
Así que le dio la espalda al negro para siempre, porque aquel hombre horrible simbolizaba lo más oscuro del universo..
Desde entonces, le daba miedo.
Y así, rota de dolor, dejó de golpear los barrotes de su jaula y se dedicó a vivir bailando dentro.
Sí, en el pequeño espacio que tenía. Su mente lo transformaba en el más amplio campo.
Y si tenía su mente, ya nada importaba.
Solo ella, y su demencia.
Porque, ¿sabeis?, el arte y la demencia son los únicos pases que te llevarán a donde quieras.
Y ella se agarró a los dos. Porque cuando amas algo, es difícil dejarlo pasar.
Se agarró al arte, por que lo amaba.
Al final, la locura vino con él.

Su rosa negra

Me incorporé de golpe, mareándome unos instantes… Seguía allí. Suspiré, casi inaudiblemente. Claro que seguía allí. Consciente de su presencia a mi lado, me recosté de nuevo, despacio, para no despertarle. Me acomodé de nuevo a su lado, y aguardé. No quería que me viera. No quería que me retuviera, otra vez. Porque si se despertaba, no me dejaría marchar. Por supuesto que no lo haría.

Me entretuve imaginando que corría, su mirada torturada en mi espalda, mi nombre resonando en la distancia… eso era imposible. Él no sabía mi nombre. Contuve la risa, asustada, y aguardé con los ojos muy abiertos a que su respiración se volviera constante… lenta… profunda.

Sintiendo los latidos de mi corazón en la garganta, me incorporé de nuevo, esta vez despacio, y sentí como su mano resbalaba de mi cintura. Me pareció que se removía en sueños, y en seguida noté el pánico en mi estómago. No había nada de que preocuparse, me dije. Nunca se despertaba. El latigazo que produjeron los recuerdos en mi mente me convenció para salir de allí. Debía darme prisa. Me deslicé fuera de la cama de sábanas blancas, ya vestida, como recordaba haberme dormido, y de blanco. Atravesé la estancia silenciosamente, y después de la tortura que supuso para mí observarle, atravesé la puerta, con siniestra determinación.

Huí de mi vida.

El pelo negro, más bien largo, desparramado sobre la almohada, el rostro, tan, tan pálido, reproduciendo unas facciones tan hermosas como elegantes, respiración lenta y pausada, el torso desnudo semi cubierto por una sábana de blanco inmaculado, un brazo extendido hacia donde debía estar yo… Su recuerdo parecía estar clavándome algo en el pecho, y finalmente, no pude resistirme a un último vistazo. Me asomé al marco de la puerta, casi con miedo. La apariencia serena de sus facciones fue suficiente para calmarme… y un inesperado movimiento hacia mi imagen en la cama, intentando atraparme en su abrazo, suficiente para espantarme de allí.

Siendo lo más cuidadosa posible con el ruido, y sintiendo que se me empañaban los ojos, huí de la casa. Mi pelo ocultó una última vez la lágrima solitaria al pasillo oscuro, con un movimiento de cabeza. Me las ingenié para no derramar más, no se cómo.

Empujé la puerta, e irrumpí de golpe en la penumbra anterior al amanecer. Eché a andar, cautelosa en un principio, sin importarme nada más. Poco a poco, la determinación de la huída fue guiando mis pasos. Atravesaba las desiertas calles de París vestida con mi fino vestido blanco, perdida en mis recuerdos. De pronto tuve frío, y eché de menos sus cálidos brazos rodeándome… el puñal de angustia volvía a hacer presión en mi pecho, e intenté no pensar.

El amanecer acechaba a la noche. Los jardines que atravesaba parecían despiertos, sin embargo. En el más hermoso silencio. Recuerdos extrañamente borrosos, y peligrosamente cercanos asaltaban mi mente. Nuestros recuerdos…

Le había conocido entonces, sí, aquel día. Cuando ocurrió aquello se alegraron por mí. Merecía ser feliz, decían. A partir de entonces, extrañas coincidencias nos habían llevado a aceptar lo inevitable. ¿Inevitable? Coincidencias, y cada una más sorprendente que la anterior… ¿Coincidencias? La sonrisa amarga surcó mi rostro, en las calles de París. Más imágenes nublaron mis pensamientos, risas cristalinas, una figura hermosa y distante…

Hubo momentos en que perdí el control, y puede que dejara escapar algún grito. Pese a todo, seguí mi camino. Era consciente de a dónde me dirigía, y, sí, lo cierto es que tenía la seguridad, y tal vez la esperanza, de que alguien más también lo supiera.

No podía evitar la despedida. Las gotas de rocío que surcaban la negrura me impedían pensar. Mi rostro reflejaba una serenidad que no sentía, y que era, a la vez, la expresión que más podía acercarse a los turbulentos pensamientos que atravesaban mi mente: la inexpresión. Ignoré todas las sinuosas sombras que me asaltaban entre tanto verde. Como ya he dicho, instantes puntuales me obligaron a desahogarme. Muy puntuales. Recuerdos y sensaciones que creía ya olvidadas sobrepasaban mi voluntad de vez en cuando. Ah, los recuerdos…

Ya no me sentía capaz de más dudas, y poco a poco, mi mundo se fue rompiendo. No era cuestión de sus sentimientos, ¿o sí lo era?, cualesquiera que fuesen. Era cuestión de los míos. Yo era la cuestión.

Me engañaba a mi misma, y lo sabía, el miedo era lo único que me empujaba hacia la torre, y también lo sabía…

Negaba lo único que era cierto, lo único de lo que podía estar minimamente segura, era lo único sincero, verdadero y hermoso que podía afirmar, pero yo lo negaba…

Miedo, un miedo tan intenso como lo era el terror. Ese “miedo” a las arañas que mucha gente afirma sentir, el mismo “pánico” a las alturas que domina a muchas personas. No. No saben nada. Un miedo mucho más profundo de lo que ninguna persona cuerda pueda sentir. Cuerda, esa era la cuestión.

El caos más absoluto y habitual reinaba en mi mente, y, abrazándome el torso en un gesto instintivo, fui silenciándolo, con la mirada perdida en la nada. Me encontré de pronto ante la afamada torre, grande e imponente, a lo lejos. Avancé hacia él. Por fin le veía. En actitud despreocupada, apoyado contra una de las enormes bases, con la ropa del día anterior, como yo. Aquella imagen me hizo daño. Su figura fue tomando mayor detalle conforme me yo me acercaba, con pasos vacilantes. Me detuve, por fin, a cierta distancia. La escena casi me recordó a los paseos por el amanecer de otra ciudad. Pero aparté aquellos recuerdos de mi mente, con cuidado. Sería mejor no pensar, me recordé. Un escalofrío me recorrió entera cuando avanzó hacia mí. Yo también di algunos pasos, titubeante. Me fijé en que su rostro transmitía preocupación, tras aquella máscara inexpresiva. Su mirada se clavaba en mi, haciéndome sentir muy, muy culpable. Tenía el ceño ligeramente fruncido hacia la ceja derecha, como tantas otras veces. Solo que no parecía el de aquellas veces. Aquel Will estaba empezando a inquietarme mucho.

-Hola.- Me sentí obligada a decir. Mi voz me sonó culpable.

-¿Por qué lo has hecho? - Sus palabras parecían querer escaparse de su boca, e intentó disculpar el tono mordaz con una mirada intensa. Yo aparté la mía, dolida.

-¿Qué por qué?- Musité.

- Si. Por qué. Por qué te levantaste en plena noche…

- Está amaneciendo.

- Te fuiste, no dejaste ni una nota, ni…- El volumen de sus palabras iba aumentando conforme hablaba.

- William.- Le avisé, amenazadora y suplicante a la vez.

- ¡Ni un mensaje! Simplemente desapareces. ¿Te das cuenta de lo que sentí al despertarme, de lo que…? - Se calló, sospecho que frustrado. Me atreví a mirarle.- Porque eso era lo que querías, ¿verdad? - Continuó, con palabras teñidas de amargura. Esas palabras, y todo lo que implicaban, hicieron que me quedara sin aire, de pronto. Me giré bruscamente, y las rodillas me fallaron… sentí como me desplomaba sobre mi misma… me abracé las rodillas, sollozando, balanceándome lentamente adelante y atrás… otra vez la opresión desgarradora en mi pecho. Noté que se acuclillaba ante mí, e intenté contener mis sollozos, pero aquello me hacía más daño, así que hundí la cabeza en las rodillas, e intenté imaginarme que estaba sola. Nada tendría que haber sido así, pensé. Podría continuar viviendo en mi mundo de blancura, podría no haberle conocido a él. Podría haber huido del negro, como siempre hacía. Podría…

Cuando me di cuenta, él me acunaba contra su pecho, de nuevo… y tarareaba algo con su hermosa voz de ángel.

-Eh… - Susurró.- no… no…- Ahora su voz reflejaba una ternura más que infinita. Me gustó el cambio.- No era mi intención… ya sabes que… yo… te quiero.

Tuvo paciencia hasta que me calmé.

-Mientras me quieras, yo estaré aquí, siempre que quieras, siempre…-Me hizo levantar la cabeza, con una mano en mi barbilla.- Porque yo puedo entenderte, ¿verdad? Claro que puedo. Pero solo si tú me dejas. - Volvió a estrecharme muy fuerte.- Estaba tan preocupado… tenía tanto miedo… - Su voz se convirtió en un suave arrullo, y finalmente, el silencio nos envolvió a ambos. Aguardó a que yo comprendiera sus palabras, acariciando mi pelo oscuro y largo.

-Vale.- Dije al final, bajito.- Prometo… prometo que seré buena.

Él se rió, aliviado, pero su voz todavía reflejaba nerviosismo.

-Nos vamos a casa.- Anunció, poniéndose en pie, y cargando conmigo. Él, vestido de negro, y yo, con mi vestido blanco, delante de la afamada Torre Eiffel. Supuse que sería una bonita estampa. Sonreí también, cerrando los ojos. Me concentré. Aquello era lo que me convencía de que estaba con él. Nada, simplemente, mi mente estaba en calma. Los abrí de nuevo, y me asusté, porque su rostro estaba muy cerca, pero su mirada de acuarela verde y madera oscura me tranquilizó al instante, y también me puso muy nerviosa. Cerré los ojos justo a tiempo, y dejé que sus labios presionaran los míos un breve instante. Luego, aparté la cara. Se rió de mí, y continuó avanzando hacia los oscuros jardines. Los enormes árboles, que formaban un enorme arco sobre nuestras cabezas, componían una bonita senda, minuciosamente arreglada, con flores a sus pies, o pequeños arbustos. Aquello no me gustaba en absoluto. Todo parecía demasiado perfecto y organizado para ser natural. Y además, era verde. Will me llevaba, caminando despacio por el centro del recto paseo. Todavía nos mirábamos, pero, al empezar a sentir una intensidad sospechosa en su mirada, yo aparté la mía, y lo volví a mirar, cautelosa. Sonrió para si, y levantó la vista. Fue entonces cuando lo vimos. Entonces, en cuanto los dos levantamos la mirada, descubrimos el rosal. El enorme rosal que se extendía a lo largo de los laterales de la senda, interminable. Rosas del más intenso rojo lo poblaban en su mayoría. En su mayoría. Porque entonces ya la habíamos visto. La única diferente.

La rosa negra. Tan hermosa e inquietante que me produjo un escalofrío, primero, y una sensación de fascinación, después.

- Es… negra.- Susurré

Él se había quedado muy quieto observando las rosas. Seguí su mirada, intentando averiguar qué era lo que pasaba por su mente.

-¿Negra?- Le oí sorprenderse. Realmente era una flor muy rara. Pero la sensación que estaba experimentando, algo parecido a cuando te reconoces en un espejo, me impedía sentir otra cosa que no fuera atracción… una alarmante atracción. Algo me decía que por nada del mundo me acercara, que aquella rosa no era normal. Sin embargo, me revolví entre sus brazos para que me bajara. Lo hizo, y yo corrí hasta el rosal, sintiendo la llamada de la rosa, la silenciosa llamada de la inmóvil rosa negra, extendí una mano, que rozó sus pétalos…

Sus firmes y delicadas manos me sujetaron la cintura desde atrás, para alzarme en vilo, pero yo llevé una mano a la suya, en señal de aviso. Por alguna razón, me hizo caso, y se limitó a deslizar sus manos bajo mi pecho y estrecharme contra su cuerpo.

- Tienes que comer más, estás muy delgada.- Me regañó. Pero yo no le escuchaba. Solo tenía ojos para la rosa de pétalos negros, con finas gotas de rocío adornando su superficie. “Es como tú.” Pensé en decirle. - No es negra.- Añadió, en voz más baja.- Es roja, como las demás. Vámonos a casa.- Añadió, suplicante, intuyendo lo que se avecinaba.

- ¿No es… negra?- Comprendí que él no podía verla. Porque estaba en mi mente, claro. Como tantas otras cosas. Dejé caer mi mano extendida hacia la rosa, y me giré con brusquedad, deshaciéndome de sus brazos.

- Eh…- Me llamó, entonces. Sonreía, y señaló hacia el rosal con un movimiento de cabeza, hundiendo las manos en los bolsillos del ceñido pantalón.- ¿Por qué no buscamos una?- Le miré, interrogante. Aquello no me gustaba, sonreía demasiado. - Una negra, claro.- Le dejé acercarse a mí unos pocos pasos. Le miré con desconfianza, pero no había previsto lo que sucedió a continuación. En un movimiento rápido, una de sus manos se aferró a mi mejilla, y me obligó a levantar la cabeza. Tardé algún tiempo en poder respirar de nuevo, pero su figura se pegó a la mía y no me permitió escapar. Me besó de nuevo, insistentemente.

- ¿No quieres una rosa? ¿No es cierto que la quieres?- Preguntó con fiereza, a escasos centímetros de mis labios. - Pues yo quiero otra cosa, pequeña. - Sus labios ardían. Mi mirada irradiaba terror. Quise decirle tantas cosas, quise gritar, quise explicarle por qué una rosa negra, por qué él, que era decir lo mismo, quise que me entendiera, a mí, a la chica de blanco… que había aprendido a amar la oscuridad. Quise que me quisiera, y me odié a mi misma por desearlo. Deseé tantas cosas… pero solo pude responder sus besos apasionados y dejar que sus manos jugaran en mi cintura… él lo leía todo en mi mirada.

- Me quieres.- Afirmó, clavándome una mirada de fuego. - Me quieres… - Repetía, persiguiendo cada paso que yo conseguía retroceder. Mi mano se disparó sola. Impactó contra su mejilla sonoramente, y yo rompí a llorar. En ese momento le vi marcharse para siempre de mi vida; para siempre. Pero de pronto algo me cortó la respiración, y descubrí que era su cuerpo abrazando el mío… y mis manos, inseguras primero, y desesperadas después, se aferraron a su espalda como nunca habían hecho. Sí, era cierto. Le amaba… y tenía que admitirlo. Lloré, más fuerte y durante más tiempo que nunca, intentando transmitirle que lo sentía, que no podía liberarle de mi carga. Buscó mi cara enterrada en su pecho, y aguardó, mirándome a los ojos. Mis labios besaron los suyos, brevemente, antes de que, fundidos en el más profundo abrazo, cayéramos de rodillas sobre la húmeda hierba.

- Tiembla, rosa negra…- Susurró una voz siniestramente segura en mi oído.- estás ligada al sol.

Las almas más puras suelen ser las amantes del negro. De cosas hermosas… como rosas negras. Perdida en el laberinto de mi mente, creo que por fin encuentro la salida a veces. Y se que es gracias a su luz. Aunque solo sea a veces.

sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Que si hablo con el arte?

También podrías llamarte así, vaya.

No tienes ni idea de todo lo que fuiste

Y ahora escucho tu voz y sé que lo sigues siendo.
Perdóname..
Yo iba a ser la que siempre podría esperarte. Para saltar o para dar un paso hacia el precipicio.
Esperaría allí eras si hiciera falta, y lo sabes.
Por ti, estaba dispuesta a ser así. Aunque ya no lo esté, no te olvides, todo sigue siendo por ti.
Aunque ahora esté llorando por no haber sabido esperarte, aunque llore yo y llore ella y lloremos las tres, perdóname.
Todo iba a ser por ti, porque no podía contar con el destino, pero sabía que me tenía a mí para llevarme hasta ti.
Aun pienso ir, iré allí a buscarte, a estar a tu lado, y a pedirte que seas feliz.
A ser lo que me dejes ser, porque esa es mi decisión.
Y si tengo que perder mi mundo para llegar allí, lo perderé. Lo dejaré tirado, porque sé que me tendré a mí, siempre me tendré. Y que aquellos que quiero y necesito estarán a mi regreso.
Los demás no importan.
Así que no me pidas ayuda, no me cantes con esa voz quebrada, porque ya me tienes.
¿Soy tuya?
No. Soy mía, ya lo he dicho. Pero mi vida, mi decisión, hasta que llegue hasta ti, eres tú.
Parece ser que soy la única que sé llorar. Algo he aprendido.. en todo este tiempo.
Algún día, espero llegar a ser alguien a quien yo misma pueda respetar.
Sé que lo seré, también por ti. Y por mí. Porque me quiero, nos quiero.
Y sí. Te quiero.
Sé que no quieres oírlo.. sé que tú quieres que tu vida sea destino, y sea sincera y de verdad, pero lo siento. Yo no puedo darte eso.
Solo puedo darte mi vida, si la quieres. Puedo abrirte mi puerta, y ser la persona que tirará de ti para que no saltes, porque nunca, nunca, pienso dejarte saltar.
Soy demasiado egoísta.
Pero, ¿y qué?, tú también lo eres. O eso dicen.
¡No salté! Lo juro. Aunque mi vida esté plagada de adornos y mentiras, juro que esto es verdad. Sigo aquí, y nunca, nunca, saltaré.
Yo tampoco sé cuánto tiempo podré seguir viviendo rota, pero espero que sea el suficiente para llegar hasta ti.
Así que perdóname.. y sigue creyendo en mí. Porque todo, siempre, es por ti.
Aunque lo odie, besen a quienes ellas besen, siempre, todo, será por ti.
Y me duele escuchar tu voz de adulto, es más fácil buscarte en tu voz de niño, pero ya no pienso seguir huyendo. Estoy viva, y viviré hasta morir.
Así que esperemos la mañana.. aunque sea noche cerrada, y ni siquiera esté a la vista.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Si supieras que puedo pasar cuatro horas besándote

Parezca lo que parezca y dé el asco que dé, el título no lo escribió un hombre.
Y tampoco se refiere a nada de lo que podáis pensar que se refiere.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Dónde está el mundo?

Por qué precisamente hoy..
Me pregunto.
Necesitaba oír esa voz, o, entendiendo el peligro de la situación o más bien..

viernes, 20 de noviembre de 2009

Para siempre, Everwood.

Lo supe entonces.
Lo sé ahora.
Y lo sabré siempre.
Eres tú.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Me duele muchísimo!

Mi perrito no me da mimos :(

Jo.

Hoy en la ducha...

Decidí muy seriamente cambiar mi fuente del msn.
¿Decides esas cosas en la ducha?
Claro o_o ¿Dónde las decides tú?

Nieblelinas

Son una especie de hadas del frío y del confort.
Lo que hacen es girar juntas a tu alrededor para hacerte sentir más frío y confortable.

martes, 17 de noviembre de 2009

Quiero dormir, y dormir, y dormir.

Y despertarme cuando ya no duela. Ni me escueza la garganta. Ni sienta la cara mal.

Broken

Sí, vale, estoy rota.

aaah

Willow

Solo quiero que todo esto termine ya.

Quiero mirarme al espejo y verme como siempre.
Que mi labio vuelva a tener su tamaño normal.
Y poder empezar a preocuparme por cómo de malas van a ser mis notas (L)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Dolor, dolor, miedo y más dolor.

Qué exagerada soy.
Pero es que soy una pésima enferma.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Yo no pienso moverme de aquí.

Ni esconderme, ni nada que se le parezca.
Esto soy yo, ni siquiera tengo muy claro hasta qué punto he escrito cosas claras aquí, pero me da igual.
Si decide romper las reglas, es bienvenido.
Lo cierto es que al final, todos hacemos trampa.

Se me olvidó desearle suerte.

A quien más la necesitaba hoy.
Mi monje..
¿Conseguirás por fin aquello que te salvará?
¿Lo lograrás?
¿Te alejarás de verdad de aquello que querías?
Será esta.. tu última etapa de docente.
Pactarás por fin.. con la seguridad económica.
Me da miedo, pero sé que aquella fue la última clase. Por el escarlata en tu cuerpo contrastado con el insulso verde que pinta nuestra pared. En contraste con el blanco.
Y adornando tus ojos azules, viejos, transparentes.
Si siempre odié el rojo y el azul, ya nunca mas podré hacerlo.
¿Ves lo que consigues con una sola frase?

Es raro.

Pero ahora el negro me da miedo.
Huyo al blanco.
A pesar de seguir vistiendo muchas veces de negro. solo es por costumbre, supongo, porque me siento cómoda, creo, y porque no me tengo delante para verlo.
¿Cómo pude saber hace tanto, tanto tiempo..?

Me pregunto cuántas frases se habrán perdido en el tiempo.

Por lo menos muchísimas, porque recuerdo haberme agarrado a ellas entre el sueño y la vigilia.
Demasiado agotada para agarrar el bolígrafo y hacer un post-it con esa duda tan genial.

Lo que nosotros tenemos, si no lo contaminan con plata.

Es como oro líquido.

Algo de lo que yo misma siempre hubiera renegado, me engañó al entrar, y ya dentro, fue imposible arrancar el metal de la sangre.. Estaba dentro, y quemaba.
La pregunta que todos nos hacemos es.
¿Hasta qué punto debes dejarte contaminar por plata?
¿Cómo de peligroso es el oro en sangre?

jueves, 12 de noviembre de 2009

Solo decir que en esa postura, bebiendo de esa fuente.

Parecías un corzo joven y delicado, una cría.

martes, 10 de noviembre de 2009

Y vuelven a ser las 0:08

Y hoy cumple él, un año más, quien sabe si terrestre o de qué planeta..
Pero un cumpleaños, en todo el universo es muy importante.
Significa el paso del tiempo, un día que se agarra a la historia y encadena ilusión.
El día en que nos vemos él y yo, tan separados por mi conciencia.
Hace tanto que no le veo..
Pero su día no debería ser triste.
Aunque sé que esta incertidumbre mía le está matando, poco a poco..
Me da miedo perderle.
Tengo pánico cuando pienso en el día que nos conocimos. Hace tanto.
Parece que hay un abismo entre él y yo.
Cuando dormía a veces conmigo, y me daba sustos al meterse en mi cama sin avisar, furtivo.
Cuando me condujo a una realidad más real si cabe, que él.
Su realidad.
Y lo único que yo puedo hacer por él es perderle.

Aguanta, bitte.
Prometo que te encontraré.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Lo conseguiré.

La pregunta es cómo llego a tal afirmación.

Anhelar un día durante tantos días consume mi paciencia

Tengo que canalizar mi furia en combatir cansancio,
convertir el nerviosismo en fascinación
y vencer al sueño.

¿Lo lograré?

domingo, 8 de noviembre de 2009

O sigo escuchando esta canción una y otra vez

o en media hora (aproximadamente) no me responsabilizo de mis actos.

¡¿Cómo puedo estar tan horriblemente amargada?!

Nunca en mi vida he estado tan histérica y enfadada y odiando tanto un tema que en teoría me gusta.
Pero es verdad. No estoy aburrida, no.
Eso aun sería pasable.
Esto mueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerta de asco.
Quiero romper los apuntes en trocitos minúsculos y tirárselos a la cara a ese hombre tan horrible.
Y bueno, basta ya de mentir.

Menos tú. Tú estarías fuera.

Como siempre.. fuera.

Yo sí, imagina qué genial.

Un pequeño círculo, con todo dentro.
Y mirarías, y allí estaría todo.
Dentro..

Imagina que pudieras encerrar en un círculo todas las ideas.

¿No lo harías?

La filosofía es como un camino lleno de sutiles recovecos.

La gente cree que puede saltarlos dando grandes zancadas, sin entender que estudiar filosofía es pegarse a cada uno de esos entrantes y salientes.. Que no llega mirarlos desde arriba.

Pero, sí, ya lo sé.
La gente tiene miedo de dejar de pensar como ellos mismos aunque solo sea medio segundo.
No vaya a ser que les convenza otra ideología. Y se tengan que admitir débiles, y decir alguna verdad.
De esas que dicen que siempre dicen.

¡Qué pesadez!

¡Que sí!
¡Sombras, ídolos, humo!

¿No puedes decirme nada nuevo, Platón?

sábado, 7 de noviembre de 2009

No quiero ni pensar en quedarme dormida con la puerta abierta

Porque alguien podría entrar en mí.

Me pregunto por qué me retuerzo sobre la cama

como si me fuera a romper.
Dispersa, enfrentada.
Me gustaría salir de aquí, saltar al martes.. ese día que, cada vez, es un magosto.
Pronto no habrá más.
Y esos días horribles y pesados, todos juntos, se acabarán.
Y quién sabe si volveremos a estar todos juntos. O allí.
Una cosa es cierta. Nunca más nos esconderemos en aquella clase y gritaremos como hacemos siempre, ni llegaremos tarde a la primera clase de la tarde.
No sabía que me sintiera así. Pero es verdad..
Todo termina.

Y nunca, nunca me doy cuenta.. hasta que es demasiado tarde.
Yo también te echo de menos. Me enseñaste, cuando yo pretendía enseñarte a ti, tantas cosas.
Pero me dejaste agarrarme, sí. Y después, que me soltara yo sola.
A lo mejor te decepcioné. Pero no estaba preparada para ver una mirada hostil de esos ojos que me habían hecho tanto daño. Nunca lo estuve.
Y preferí no mirar el desastre.
Porque él era tan perfecto.. tanto. Que con él el desastre no servía.
Me habría apuñalado hondo.
Y habría llorado allí mismo. No. Aquel era el día de la despedida, e iba a ser alegre.
Por una vez.

Tenía que ser fuerte. Y lo fui. Por mucho que me derrumbara, era solo en mi interior. Soporté aquello y más, me levanté, enfrenté un año y ahora otro.
Estoy orgullosa de mí.
Estoy consiguiendo lo que quiero..
Pero por mucho que lo desee, no puedo obligar a nadie quererme.
Aunque muchísimas otras personas me deseen a mí. Eso no quiere decir que otra persona vaya a hacerlo.
Nada quiere decir nada.

Eso ya lo sé. Por qué no te pregunté.. o por qué tú no me lo dijiste, nunca lo sabremos.
Solo cuando me llames. Pero no me llamaste. Ambas sabíamos que no pensabas hacerlo.
No sé por qué.
¿Por qué no llamas? No a mí, esta vez. Pero eso me llena de angustia, porque tiene que ver, y va de la mano de otra cosa.
Punto.

Sé, que por mucho que construya ahora, con el primer día de calor voy a destruirlo todo.
Porque por mucho que quiera, que desee decir que soy libre, que no soy de nadie..
Que nunca voy a cantarle a nadie esa canción.
Sé que es mentira.

Como tantas otras cosas. Miles de ellas son mentira. Tantas..
La mentira más grande es que miento mucho. ¿Quiere decir que no miento?
Para nada.
Y solo como garantía, hoy es el día de las verdades.
Odio decirlo, pero me siento atrapada en los exámenes.
Quiero salir de aquí, a veces ya no me importa cómo.

Solo quiero que haga mucho frío, todo sea excitante, sentir la ilusión y verlos a todos juntos..
Y escaparme allí otra vez.
Y sé que cuando esté allí, me quedaré el tiempo que quiera. Como siempre.
Por teléfono no saben discutir. Solo saben gritar.
Pero yo, yo sí que sé.
Y voy a hacerlo. Me agarraré con uñas dientes, me iré. Y después.. sé que volveré.
Solo espero sembrar lo suficiente, ser yo el tiempo bastante..
Para que haga lo que su nombre indica.

Y venga conmigo alguna vez.
¿Lo hará? ¿Cuánto anduve y cuánto se quedó ella parada?
¿Cuánto debí callarme y cuánto habló ella?
¿Dónde está ella?

Porque la realidad es que ella está.
Y yo no.
Yo estoy aquí, en mi mundo. Aunque ese también sea mío, porque lo hice mío..
Este es mi mundo. Y me gusta, lo quiero de verdad.
Lo malo es que al poder querer tantas cosas.. se pasa mal.
Una sola voluntad, un solo tiempo. La vida no está echa a medida de los zurdos, ni de las personas tripolares, ni de los indecisos, ni de los artistas, ni de la gente como yo que, vaya, es decir lo mismo.
Pero la transformaremos.
Porque nosotros, los humanos, siempre lo hacemos.

Cambiamos las cosas, para que sean de nuestro agrado.
Para encontrar la ilusión.
O simplemente por capricho.
Y sí, yo lo cambiaré el primer día de verano.
Me iré.

Y sé todo lo que eso va a significar. Pero no voy a poder frenarla.
Me llena de tristeza, hasta la boca de la garganta decirlo.. pero esta es la única verdad.
Solo una licencia artística. Que, vaya, es otra mentira. Que término más estúpido.
Pero sí, es cierto. Aun no sé cómo, ni si se lo diré siquiera..
Pero no voy a irme sin terminar con todo.
Y cuando digo todo, es todo.

Después, tendré que volver a nacer..
Y ellas aprender a quererme. Lo harán, estoy segura.
Seas quienes sean ellas. Y sea quien sea yo.
Porque de lo que estoy segura, es de que me amo. Y creo, intuyo, que siempre me amaré.
Confío en mí, y sé que haré todo lo posible para no convertirme en mi madre.
Porque yo soy yo.
Y esa es la única realidad del pronombre.
Tiene magia, sí, y gracia, pero yo también soy yo. Y yo.
Por qué no puedo parar de escribir es un misterio.

Como por qué no puedo parar de soñar con tus brazos.
Ni de abrazarme a ti en sueños. No sé por qué. Pienso, y no recuerdo haberte dicho nada que pudiera haber suscitado una respuesta que sea lo que me hace sentir así..
Porque pienso, y no recuerdo qué.
Solo recuerdo un cómo.
Y me siento estúpida, pero no me atrevo a describir ese cómo
Me da miedo destruirlo.
Y sí, sé que no besaré nada más hasta dibujar eso que tanto anhelo.
Todo esto puede sonar a carámbanos y fresas, pero es lo que es.
Ahora lo sé.

Ni aunque me pongan la sonrisa más lasciva y sucia delante. Ni aunque.
No, no.
Me quedaré conmigo, que es lo que de verdad quiero.
Hasta que pueda llegar allí.
Por qué escribo con tanto miedo, otro misterio.

Me pregunto por qué me retuerzo sobre la cama
como si me fuera a romper.

Pasamos tantas cosas juntos..

Siempre a medio vivir.

martes, 3 de noviembre de 2009

La vida me cuenta que no puede tenerse todo.

Pero lo que yo quiero de verdad son pocas cosas.
Bueno, son muchísimas, pero lo que de verdad, de verdad, por encima de todo quiero..
Son contadas cosas concisas, aunque muy importantes.
¿Por qué voy a dejarme atrapar por una sonrisa si pronto me va a encerrar un sueño?
¿Por qué complicar más encontrarle?
¿Por qué jugar así?

Porque es divertido.
Sí, ya, eso ya lo sé.
Ahora, piensa.

Está bien, vale, de acuerdo.
Cobrin podrá resistir.

Pero va a jugar a otro juego.
Y todos felices.
(bueno, felices, felices.. más bien desesperados)

¿Y yo iba a mentirle por cualquiera?

No, eso no estaba tan claro.
Todavía.
Cállate, Cobrin.
No estaba claro y punto.
Con un narrador ya tengo bastante.

lunes, 2 de noviembre de 2009

A partir de las 22:45

empecé a perder la esperanza de que él apareciera.
Porque a diferencia de mí, él sí era responsable.
Y sabía que tenía que estudiar, y dormir de noche.
Y que había cosas posibles y cosas imposibles.
Pero por suerte sabía que hay cosas imposibles que pueden ser geniales.
Y por eso era mi ángel, porque iba a hacer lo imposible por hacer posible..
lo genial imposible.

Tú querías un beso y yo te lo di.

¿Te suena?

domingo, 1 de noviembre de 2009

What a big lie

xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Do you know something?

I want my heart back.

Me di cuenta de que todo el mundo quiere ser leído.

Qué triste..

Me di cuenta de que hace dos entradas parecía que hablaba de mí misma

No, no.
Ellos no saben lo que es conocer.
Tampoco lo que es la intución.
Ni mi privilegiado sentido de la estética.
Ni todo junto.
Ni un poco ¿eh?
Nada de nada.
Ellos no saben nada.
No, no.

La realidad es que yo tengo el zapatito de brillantes

¡y vosotras no!

Vamos, vamos, os permito alabarme libremente.

¡Si ni siquiera le conoce!

¿Cómo puede decir que le quiere?
¿Alguien me lo explica?
¿Es lo mismo que hago yo?

Claro que no. Yo tengo motivos, soy genial y tengo un brillante expediente de actuaciones ilógicas por el estilo.
Y que tiemble, porque cuando Cobrin entra en juego, no sale de él hasta ganar.
O hasta perder el interés. Claaro.
O engaña..
Como siempre hizo.

Si quiere juego..

Jugaremos.

Que no lo dude, mañana mismo llamo a su querido, amado, adorado, protegido, codiciado, y nunca alcanzado...

Jugaremos, sí..

Un grito desgarrador

y se estremece de placer

Solo tengo que esperar.. como siempre

Pero me muero por ese abrazo.
Por oír su voz.
Por mirarle a los ojos.

Suena ridículo, cursi, triste y común.. los adjetivos más horribles, todos a la vez.

Pero me muero por decirle esa frase, por recorrer su cuello con el dedo, y dejarme caer contra su torso sintiendo unos brazos que me rodean la cintura.
Cobrin se muere por sentir la genialidad de ese momento.
Me muero por que me diga al oído que esperaba encontrarme.
Porque respire contra mi cuello. Y me muerda.
Quitad esa cara de asombro, sería genial.
Aunque claro, es un ángel, no lo hará.
Me muero por saber de qué color eran esos ojos que no puedo mirar sin buscar su sonrisa primero. Sí, es fascinante hasta ese punto.

Pero no me muero por todo eso, ¿eh? Pero quedaba apasionadamente estético así.


sábado, 31 de octubre de 2009

- Estaba como en una nube.

- ¿Como cuando te va bien en el amor?

- Sí. O quizás más alto.

Hoy la más leve caricia me toca el alma

Y cómo voy a decirle que no pude hacerlo.
Que no soy capaz.
... ¿que le voy a decepcionar?

viernes, 30 de octubre de 2009

miércoles, 28 de octubre de 2009

Coney Island, ya lo sé.

¿Qué os pensabais?

¿Que no era una visión artística?

Por favor..

Heal the world we live in

Save it for our children

martes, 27 de octubre de 2009

Lentes y espejos

Hasta qué punto llegará la complejidad que encierra una teoría tan simple.
Me pregunto yo.

Y no es malo, ¿eh?

¡Que malo no existe!

Es excitante.

Uy uy uy uy uy

Y cada uy es más pequeño.

mmmmmmmmmmm

He de admitirlo, sigo amando las emes.
¿Hasta qué punto?

Nunca te rías de las puertas de las neveras.

Te pueden hacer llorar.

Lalalááá

Exultante de alegría
Sedienta de actividad

domingo, 25 de octubre de 2009

Te hubiera gustado ser tú la sorprendida entre sus brazos

Te ríes..
Sabes que es cierto, y solo ríes.
El vacío en el estómago pasará con tiempo..
El nudo en la garganta se irá cuando admitas que no es reír lo que necesitas ahora.
Pero sigues riendo..
Es cierto, y ríes más.

A partir de ahora, no tengo tiempo para caer

Tengo que ser fuerte, porque todos lo son.
Para serlo tengo que ser valiente.
¿Lo..?
¡Pues claro que lo conseguiré!

Cuando te desarman con una sonrisa

(y te recuerdan a un monje muy sexy)

estás perdida.

Joder, si dolió..

Aun duele, sí.
Duele punzante, y me angustia.

Yo no le deseo el mal a nadie

(desear es muy peligroso, vaya)

Pero unas vacaciones no le vienen mal a nadie, ¿a que no?
Y más a alguien con con tal problema mental (uf, para no juzgar)

Así que.. ¿podrías quedarte un poco más de tiempo conmigo?
Si me dejas ahora, igual me caigo por el camino.

Quédate.
Si la súplica no te llega, te dejaré jugar conmigo un poco más.
Solo quédate.
Hasta que mi sonrisa vuelva a estar entera.

Tengo un nudo en la garganta

¿Cómo pudo doler tanto una sola imagen?
Como aquellas cuatro líneas..
Fue una puñalada rápida y limpia.
Que destapó la mentira con la rapidez del relámpago.
Después, el trueno derribó a mi pequeña dama..
Aun intenta no llorar.

Nunca voy a ser de nadie.

Soy de Cobrin, soy mía.
Y decir algo así como "soy tuyo".. me parece tan triste como repugnante.

¿Tan poco te quieres?
No, "tanto la quiere", podríais decir.
Pero estaríais equivocados.
(Para no enfadarme, no diré nada más)

sábado, 24 de octubre de 2009

¿Alguien me explica por qué me meto siempre donde no me llaman?

Sería genial, porque yo no lo entiendo.

Contar, o no contar.

Pasa algo. Suenan las alarmas, y están siempre encendidas, cautivando tu completa atención.

Es horrible.

Necesitas liberarte de alguna manera, y llega alguien como por arte de magia. (expresiones necesarias a veces, qué se yo)

¿Confías en él? ¿Qué sabe de ti? ¿Cuidará de ti y de tu secreto?

¿… lo tirará con desprecio?

Necesitas a alguien, y confías en él.

Te escucha y te ayuda, pero después, en frío, descubres que era cortesía de amigo, un amigo complacido con una confianza que muchos se disputan solo por el hecho de estar al lado del protagonista de la noche.

Remover los hechos horribles en la cabeza solo es peor y peor, así que… cuando aparece en escena la persona a la que confías hasta la herida más ridícula, se lo cuentas.

Te escucha, pero ya es agua pasada (sí, yo que sé) y no mejora mucho la situación la reacción esperada de compasión y cariño.

Te sientes fatal, no, peor.

Vomitas. (solo como atrezzo, quedaba bien) Pero no solo confías al cien por cien en una persona. Buscas a la siguiente, porque ese problema es tu vida ahora, y se lo cuentas también.

Se repite el proceso.

Y de repente, después de un amigo en el que empiezas a confiar y que pregunta “¿qué cuentas?” al amparo de una ventana de Messenger (es que es lo único que tenías que contar y no quieres mentir. Hoy no, piensas.), lo sabe toooodo el mundo.

Sí sí.

Sin ir más lejos.

Entonces intentas ascender, recuperarte, pero los hilos de convalecencia de tus “amigos” tiran de ti hacia abajo intentando convencerte de que no estás bien y estás mintiendo. Que no joder. Estuve dos semanas mal, llegas tres tarde.

Pero entonces te paras a pensar. Y piensas en ese trocito de tu vida (odio los diminutivos, pero a veces…), y te das cuenta de que era tan importante que solo debías haber confiado en la persona dos.

Tal vez ni siquiera…

No, no. La persona dos es especial.

Cierras los ojos tumbada en un sofá y de repente estás desnuda enfrente de los tres círculos más cercanos a ti. Te sientes tan difusa que casi preferías el dolor inicial..

Por lo menos era concreto.

Te maldices por el poco control de ti misma. Juras que no volverá a pasar (mentira, suenan las alarmas), y te levantas por fin.

Y, ¿sabeis qué?

(vuelta a empezar)

Me gusta soñar

con ese momento.
Me gusta soñar..
pero ahora solo deseo dormir, sin sueños.

Hoy solo había una letra

Y ni siquiera pude quedarme a su lado

Quiero levantarme y enfrentar la filosofía presocrática.

Pero no lo hago.
¿Por qué?

No es tan fácil bailar con pareja.

No, no.
Para nada.

Pero es muy interesante..

viernes, 23 de octubre de 2009

Thunder

to wake me up.
Will you invoke them?

But you're not there.

You're miles away, you're in music.
At that time, I'd already understood it was a place.. I would never go with you.
Whatever I did.

She's the one who knows english.

We aren't interested at all.

Breath. Now you can write.

Hi.. I've been slept for days, comming and going again for seconds.
I can see you there, sitting on the bed, with your black and white jacket, with your tender eyes staring at me.
Not looking in my eyes, just staring at nothing.
I can see your wings in my imagination's imagination. Big white, svelte wings.
And you're just real, truth. And there isn't any necklace or ring which could fix better with you than..
that big white.. svelte wings.

A veces me da miedo pensar

que me acercaré para abrazarle..
y será un extraño.
Otras me da miedo pensar
lo que pueda sentir en ese momento.
Y otras simplemente temo..
que ese día no llegará nunca.


Ese libro que tú nunca leerás.

Ah, ¿no?

Want to listen to you.

At last.

jueves, 22 de octubre de 2009

Besides, it's a great form to talk between us.

When you're three in one's space, you need writing to subside.
Why subside?
It just ignited in my mind..

Uh, I remember!

I lied.
There's someone who will now her name.
The one who made her exist.
He will know her...
name.

Well, I lied.

Yes, yes, but I don't remember what or why.

I don't have memory at all.

The no name girl

Nobody will never now her name..
Cose she's just the no name girl.

She's there
She does exist

But nobody will now her name
Cose she's just the no name girl.

Well, Cobrin thinks so.

And, as every time she thinks, she's just playing art.
Funny, isn't it?

Art world, without limits.

Artists think they create something..
They just dance with desire.
There is real art.
It surround the creation.

Muchos llaman a esto su refugio

Yo solo mi creación.
Otro mundo.

Me pregunto si me estaré enamorando de una irrealidad

O de una idea..
Uy, uy, this is going to hurt.

Tantas letras, y ni una sola es la que busco..

Decepción.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Busco a con tilde

Y no aparece.
Y me propongo hacer trampa y hacer como si la tuviera.
Descubro que no puedo mentir..
Porque aunque finja que sí, no la tiene.
Y me detengo casi a tiempo, frustrada.
Ya es tarde para dejar de pensar en él.
Y sí, tarde para pensar en ella.

Pisoteabas nuestro pasado como si fuera el camino de todos los días.

¿A que es una frase genial?

(Valga la redundancia)

Hoy quiero sentirme bien

Y me siento bien, ¿eh?

Así que hice cosas con las que me sintiera bien.
Nada con lo que no me sintiera bien, ni aunque fuera el único momento para hacerlas.
Es curioso que, no creyendo en su existencia ni significado, utilice tanto la palabra bien.

A lo mejor me da miedo decir "feliz", y por eso digo bien.
Sí sí..
Pues a lo mejor es eso.

martes, 20 de octubre de 2009

Tengo el extraño convencimiento

de que puedo hacerlo.

¿Cómo? Paso a paso. Sin mirar cuánto falta para terminar.
Aunque sin música voy a quedarme dormida..
¡Acabaré!

lunes, 19 de octubre de 2009

Debería estudiar.

Pero no puedo enfrentarlo.
Es demasiado.

Creo que arruinaré mi vida con Michael Jackson

¿Para qué voy a preocuparme, si la felicidad está en esta canción?

domingo, 18 de octubre de 2009

Yo diría, ¿por qué te escondes de la cámara?

Pero solo tengo ánimos para decir

The way you make me feeeeel
You really turn me ooooooon

Vaya, solo es una forma de hablar, ¿eh?
Porque me siento super bien.

You knoch me off of my feeeeet
My lonely days are gooooooooone

Voy a suspender historia.
Pero ahora, vamos, me da igual.

Love me forever moooooooooore
I swear I'm keeping yoooooooooou

Satisfied

Hace tiempo que entendí

Que hay cosas que no cambian.
Que lo que ella es para mí, yo soy para él, y eso no cambiará por mucho que nadie quiera.
Porque ya lo ha decidido, y cambiarlo sería una traición a sí mismo.
Sí, sí. Lo entiendo.
Otra cosa es que me guste, o lo comprenda. Pero estoy segura de que la culpa la tiene una sola persona.. por hacer siempre lo mismo.
Pero bueno, seguiré bailando.
Cuando caiga el telón, veremos quién ha conmovido al público.. y quien lo ha sorprendido con su indudable técnica.
¿En qué grupo estará cada uno?
Bueno, yo nunca fui de las de la técnica. O si lo fui, fue siendo también la del sentimiento.
Pero mi sentimiento es.. cómo decirlo, sutil.
A veces me asusta, porque lo es demasiado. ¿Excusas?
Lo he pensado bien, y estoy segura de que no.
Llegará un momento en que podré decirlo sin reparos ni mayúsculas, lo diré sin más.
Y será cierto.
Lo que me pregunto a veces.. es cuánto daño hará, y si habrá respuesta.
¡Y me vuelvo a mi gran proyecto!
(Es nuevo, y genial)

sábado, 17 de octubre de 2009

Bajo las sábanas

Me gusta escurrirme bajo la sábana e ignorar el frío sintiendo la caricia del lino.
Mi mano roza mi pie, puedo verlo con los ojos cerrados, es precioso al tacto.
Asciende por mi talón, me estremezco sonriendo serenamente, llega a mi gemelo.
Se cambia de pierna.
Palpando el muslo, miro muy tranquila mi mano tostada. Mi piel parece preciosa desde aquí.
Sigo subiendo..
Una mano que no es mía rodea mi cintura y me estropea la diversión.
Me quejo, sonriendo excitada.
Al otro lado de la sábana, entre frágiles dobleces y sombras de blanco intuyo una sonrisa brillante y malvada.
Le doy la espalda, mis pies quieren jugar con la tela. Se me sube encima, deslizándose como un gato travieso (viva imagen de su sonrisa) y me agarra las muñecas, acodado a ambos lados de mi cuerpo.
Con delicadeza las coloca en su cara, nos miramos entre tonalidades de blanco.
Yo busco lo que creo.. es su boca, pero él ya encontró la mía en una caricia fría y suave.
La sábana separa nuestros labios, pero todo mi cuerpo reacciona.
Mi estómago da un vuelco, mis brazos suben como un fantasma de película para encerrar su cuello.
No puedo dejar de perderme entre las sábanas blancas.
Me busca con las manos irritado por el protagonismo del color blanco, pero yo me escondo, me vuelvo, me encojo y aferro a la sábana temblando muy tranquila.
Si me quita mi sábana, todo desaparecerá y me van a atacar todos los colores y las formas de golpe, tan rápido como creé mi sueño estaré de vuelta otra vez.
Como no quiero que se vaya, le dejo rodearme por fuera de la sábana y me relajo, así está bien.
Me palpo el vientre, mirando con los ojos muy abiertos.
Su sombra sigue ahí, riéndose de mí al otro lado. Sonrío escondida por la almohada y me retuerzo encantada, riendo perezosamente.
No siento más que yo y él, y cualquier otra cosa queda fuera de mi sábana, y por tanto no existe.
Como aquí el tiempo es amigo y vela por el encuentro no tengo angustia, ni miedo.
Y mientras no salga de entre mis sábanas, él seguirá siendo real, sus alas de plumas blancas, la causa de su risa clara.
Mientras no salga todo será blanco, y me perderé fascinada en sus sombras.
Hasta que no salga él seguirá conmigo, y sus caricias me harán querer salir de mi sábana.
Mientras resista su tentación él seguirá conmigo.
Y cuando me arranque la sábana con una sonrisa feliz que reclama un abrazo despertaré, y solo estaré yo, con mi chillona pared amarilla, y el caos que rodea mi destruído mundo blanco.
Me pasaré una mano por el pelo inexpresiva y me levantaré preguntándome cómo pude saber que acabaría así hace tanto, tanto tiempo.
Con una insulsa sonrisa, me preguntaré si además de ser la rosa negra, algún día encontraré al sol.
Y lloraré sobre las mismas sábanas retorciéndome de angustia, sintiendo cómo me abraza el torso susurrando palabras inteligibles en su odiosa lengua natal.
Ahora incluso dudo. ¿Estaré loca?

jueves, 15 de octubre de 2009

Imaginaros la imagen

Piel muy poco tostada y una única prenda rosa fuerte contrastando con la desnudez del cuerpo..
Tacones.
Pelo libre y suelto, en movimiento, se confunde.

Movimientos buscados, alocados, desesperados.
En música y solo sobre ella, la elegancia, insinuante.

Se pierde la visión y la mente traduce en arte.

Bailaré para ti

Con el vestido verde que mi mente crea...

Me vuelven loca los pianistas

Aunque los guitarristas (y pianistas) tampoco están mal.

Sea lo que sea que vayas a hacer hoy, tortuguita

Suerte.

Labio

Pues era cierto que los cirujanos hablan rápido, claramente y te echan de su consulta como una exhalación.
Puede que te pase esto, pero no te preocupes, casi el 99% de los casos se recuperan totalmente.
Tranquila.

Uy sí, aun me tranquilizo sabiendo eso.
¿Te das cuenta de lo que dices?

A Cobrin le gustó verle hablar, a Layla le gustó que me hablara a mí, que ignorara a mi padre.
Quieren entrar en ese mundo claro, blanco y plateado, revolverlo de innovaciones y dejar su huella bipolar.
Están ansiosas.

Pero Cobrin está neurótica, si le pasa algo, si nos pasa algo.. Podrían pasar mil cosas peores.
Pero ella, precisamente eso, ¿lo soportaría?
Así que corre, furiosa, de un lado a otro de mi mente, buscando recuerdos, tirándolos a uno y otro lado y maldiciendo el día en que empezó a notar ese sabor metálico en la boca.
Sabor a sangre.

Por si fuera poco, ¡esta sonrisa es impeorable!
Yo no sé qué voy a hacer.
Esperar lo que pase, supongo, dejarme arrastrar.

¿Y si pasa?
Pues pasó.

Le haré frente cuando llegue.. Ai, Cobrin, cállate ya, sé que tienes miedo.
Yo también lo tengo.


Dentistas, hendodoncias y una chispa de dolor.

Ya está, ya está.

Pues lleva estando un buen rato, ¿sabes?

miércoles, 14 de octubre de 2009

Decisiones.

¿Por qué son tan importantes?
Porque pueden cambiarlo todo. Y no solo cambiarlo, es obvio que cada paso cambia las cosas.
Pueden llevarte a polos opuestos dependiendo de una u otra, puede transportarte a la vida más triste y monótona del universo..
O conducirte a tu sueño, a aquello que anhelas cada noche, cada sonrisa.
Pueden ser la decisión equivocada y brindarte suerte.
Pueden ser la acertada, la que moralmente considerarían correcta, y llevarte a una vida plagada de insulsas sonrisas.
O pueden llevarte al final.
Como si eligieras entre dos vasos bocabajo que esconden un proverbio chino escrito en el filtro de una colilla.
Podrías elegir el vaso vacío.. o lo que es lo mismo, podrías cerrarte la puerta para siempre a lo que más deseas en el universo. No a aquello que quieres un poquito por encima de cosas que también quieres. No, no.
A aquello que deseas tanto que en comparación el resto parecen ridículas hormigas al paso de una serpiente.
Solía obsesionarme con las decisiones. Me repetía todo esto cada vez que tenía que elegir, blanco o negro, china o japón. Tanto, tanto que me olvidaba de vivir.
Las vida se convertía en una constante indecisión. En dudas. Dudas, dudas por doquier.
Y era horrible.
Así que dejé de dudar. Sabía lo que quería. Así que decidí luchar por ello, y me aferré a mí misma convencida de que si nadie más lo hacía, yo misma me llevaría hasta donde quería ir.
Así que me dejé de dudas, de indecisiones.
Y es genial.

Es decir, las que no creemos en las hadas somos nosotras, ¿eh?

Sin malentendidos, toda la entrada pensada y dicha por una sola persona, sin intervención de nadie al otro lado.
Solo merece que se represente su silencio.

-María, ¿tú crees en las hadas?

-PORQUE YO NO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Chillé al teléfono. Colgué. Y me escurrí por la pared dejándole mi cuerpo para que pudiera llorar.
Cobrin, no..
No tiene razón, tranquila, shhh, vamos.
Es mentira. Una mentira de las sucias, de las mentiras horribles que ni siquiera ven que hacen daño. No está tan arriba en tu estantería, tranquila, está abajo, la quitaremos y ya está, tranquila, shhh..
Vamos, pequeña dama.. deja de llorar.

martes, 13 de octubre de 2009

Un monje arrancado del papel.

Echaba de menos la sensación de libertad en un aula que mezcla insulso azul con rosa cítrico.
Sentirme como en aquella salida, cogida del brazo de un hombre de estructura alterna.
Humillada por la sensación de estar junto a un adulto que fingía muy bien ser irresponsable, divertido al verme frustrada y enfadada.
Me gustaba, me sentía libre y segura, no había que llenar silencios y podía mirar sus ojos.
Y discutíamos.
Y me demostró que tenía razón. Y que yo no la tenía. Pero lo hizo con ironía, dándome un apoyo y quitándomelo después de golpe. Dejándome sola.
¿Qué haría estudiando esas oposiciones?
Buscar trabajo, claro. Pena no poder contar con él en un aula. Podía quedarse.
Un mes. Mejor tres. Creo que sería fascinante, cada clase.
Fascinada cada vez que me mirara y pensáramos en lo mismo, en los recuerdos de un día lluvioso en las Ramblas.
Quiero demostrarle que he cambiado, que soy inteligente y madura, que ya no soy solo lo que vio entonces, y que sigo bailando genial, y que no va a poder humillarme más.
Pero porque no me lo merezco.
Me costó darme cuenta de que el monje era él. De que soñaba con algo que ya conocía, que aquella historia no era más que un. No. Nada es nunca "solo" lo que es.
Las cosas son lo que son, y de ahí la genialidad de lo que son. De serlo.
No pierde la gracia en la cotidianeidad, lo siento, es de ahí de donde surge todo el encanto.
No pensar así, sería quitarle toda la magia a mi mundo.
No lo soportaría.
Y si Cobrin enferma por su culpa, no podré perdonarla. Ella no lo hará.
Pero volviendo a la historia, era un cuento de niña sonámbula, que buscaba lo perdido, una amiga, un amigo...
El sentido de las cosas. El arte.
Un cuento sin final.
Todavía no puedo dárselo. Me han regalado un poco de su tiempo, me lo han traído, voy a respirar ese aire contaminado de miradas directas, miradas vacías.
Que ardan los pulmones, adelante. No dejaré de sentirme bien por mirarle.

¡Oh, no!
Esto no es justo. No es nada justo. ¿De verdad voy a perderme dos días de pasillos transformables y clases de filosofía?
Ai, no, no.
Me dio un vuelco al corazón, por dentro, como cuando oyes una voz parecida a la suya.
Los corazones son mi nueva pasión. Reconoce que tienen un encanto sublime.
Si alguien encontrara estas hojas sería horrible, no entendería nada, tendría que desvivirme por explicarlo todo. Menos mal que son mías, son de nadie.
Menos mal que nadie va a venir a buscarlas y nunca sabrán ni un poquito de todo esto.

lunes, 12 de octubre de 2009

Por si interesa

Al final bailé, y todo volvió a su cadencia excitante.
Rosa de nuevo, salí de casa para enfrentar la noche.

sábado, 10 de octubre de 2009

Me prometí que no abandonaría esto.

Mis promesas, mueren.
A lo mejor mi credibilidad cae tanto, tanto, que ya nunca vuelve a confiar en mí.
Pero ahora es ese momento en qué corro peligro de tirar mis mentiras.

Esta vez sí tenía que vivirlo. Tenía que haber vuelto con una metáfora sobre el sabor de la sandía en mente, emocionada y confusa. Muy confusa.
No pretendo dramatizar, estoy triste, sí, vale. Desilusionada.
No consigo avanzar. Pero he conseguido cosas. Creo que tengo una amiga nueva. Mi mente ya se atreve a calificarla de "genial". ¿Por qué será?

Pues parece que sí era real.
Últimamente parezco obsesionada con los trenes, pues bien. ¿Sabéis qué?
Un tren de madrugada consiguió trazar la frontera entre siempre o jamás.
No puedo arrepentirme. Porque es el camino que he elegido. El de los diálogos perfectos, ¿os acordáis?
Así que no me arrepiento. Ni allí en caliente, ni ahora en templado. Porque fría no estaré hasta que se me pase esta febrícula horrible.
Y no me arrepiento, no solo es que no pueda hacerlo.

Supongo que estaba asustada. También estaba dolida, eso sin suponer.
Porque... pareció que los más lejanos eran los más cercanos. Y dieron la vuelta a todas esas críticas que los más cercanos suelen hacer sobre ellos. Ya sabéis, irónico.
Otras aparecieron allí, temprano, para estar conmigo.
Me gustó mucho.

Voy a esforzarme por salvar cada promesa. Una por una.
Pero ahora tengo que salvarme de esta mentira. Tengo miedo, es la calma que precede a la tempestad.
Y la dama de las mentiras decidió que esto no iba con ella, y se fue a dormir.
Y no me parece bien, para cuando yo vuelva por aquí y así ella pueda leerlo.
Para cuando sea yo la que duerma.

¿En quién confiar? Cuando quieres confiar en alguien, confías (con quieres, hablo de mí, de ella, la de las mentiras) y ya está. Pero realmente no confías.
¿Y sí de repente decides vivir una mentira y se vuelve real?
Puedo soportarlo en esto. Pero no sé si en la estatua del ángel lo aguantaría.
Cuando mientes, no solo mientes, te transformas a ti misma. Y transformas la realidad.
A tu alrededor, transformas cosas de verdad, no metafóricamente hablando, si no de verdad.
Cosas concretas.

Es como cuando quieres, te apetece, necesitas, te llama bailar.
Pero estás agotada y sin energías, con esa sensación borrosa en la cabeza.
Pesas.
Pero quieres, te apetece.. necesitas, te está llamando bailar.

Me olvidé de la conexión entre esto y lo otro. No me gusta, olvidar conexiones nunca es bueno, las conexiones son lo que permiten que las cosas funcionen, "que salgan bien".
¿Relatividad? Claro que no. ¿Desde cuando la respuesta es otra que no sea arte?

Pues eso. Que cuando necesitas bailar y no puedes, porque ella se duerme, porque no sale y no quiere salir (por ese orden, sí), no bailas.
Y si no te defiendes, ganan ellos.
Siempre es así, ellos son quienes ponen las reglas, tú juegas con sus sucias reglas. Siempre sucias, siempre reglas.
Y por mucho ingenio que tengas, las cambian cuando ellos quieren. Y aun peor.
No escuchan.

¿Puede haber algo peor?
Siento como me voy marchitando, quiero que pase este día y a la vez quiero quedarme anclada y protegida en él. Sola con mi teclado.
Hacía mucho que no lo estaba.
O. No, estoy harta de disyuntivas.

Y de preguntas. Basta ya de preguntar un rato.
Confío en él. Si no dudo, para qué voy a preguntar.
Ahora no estoy segura de confiar en nadie más, excepto a lo mejor en..
Los puntos suspensivos siguen valiendo. En plural, porque son dos, ¿qué pasa?

Como entonces, no puedo dejar de abrazarme el torax.
Si esto es lo que veo yo, (tengo que preguntar) ¿qué verá él?
Por lo que veo, algo de lo que yo había previsto.
Uy, ¡sinestesia!

Y podría seguir escribiendo horas, y horas, y horas. Más horas.
Pero no. Tengo que seguir mintiendo.
¿No puedo disfrutarlo? Yo no, claro. Pero ella.. ella tendría que poder.
No puedo arrancármela de dentro. Tiene que salir sola, y no quiere.
¿Tendrá miedo?
¿Miedo, ella? ¿Ella, frágil como un colibrí, pérfida como un ángel?

Por fin recordé la frase. Como la habitación de mi sueño. No tenía claro cómo era.
Era un piso enfocado como el de ella, ahora que lo pienso. Tenía esos colores asfixiantes que atrapan, a secas, o encierran.
Acaban encerrando.
Tengo más miedo.

Hay demasiados paralelismos con sietes y ochos. Paralelismos reales, no las metáforas abstractas a las que os tengo acostumbrados. Paralelismos de verdad.
Aunque después de hablar con él todo tenía más sentido, por llamar de alguna manera a mi manera de enfocar el mundo.
¿Un sentido nuevo? Debería ponerle un nombre.
¡Pero si ya lo tiene! Empiezo a creer que de verdad nos pasa algo hoy.
Todo tenía más estética después de hablar con él. Sí, sí.

"Lo haré", cayó sobre mí como una agradable protección con firmeza de hierro.
Cálida, como metal derretido.
Ahora entiendo muchas cosas. Puedes imaginar a secas, pero para escribir también es necesario vivir.
Si lo quieres entender de verdad. Claro.

¿Rosa? ¿Yo? Quién lo diría.
Pero ahora le veo la gracia a ese contexto chillón e impactante.
Realmente, el mundo está lleno de cosas muy graciosas.
Solo hay que saber apreciarlas. Como ella haría, si despertara.
A lo mejor si le doy de comer..

Suena ridículo, pero suele funcionar.
Mmm. Chocolate no. No nos gusta. Gominolas tampoco. Ya comimos demasiadas.
¿Fruta? No nos apetece. ¿Y si le doy..?
Lo que más le gusta de todo, arte.
Bien. ¿Leer o bailar? ¿Qué opináis? Nada, por supuesto. Vuestra opinión no importa ahora.
(otra cosa que entiendo)

Deberíamos empezar por reconciliarnos con la música. Pero eso es peligroso, sí.
Mejor nos cambiamos, y bailamos un ratito.
Sí...