sábado, 26 de diciembre de 2009

Querida Clío...

¿Cómo hacías tú para poder hablarle así, tan natural?
Como si no le estuvieras hablando a él.
Ojalá supiera, ojalá pudiera hacerlo... yo tampoco entiendo por qué no puedo hacerlo como en mi mente. Iba a ser tan perfecto, iba a ser...
Ya no sé nada.
Solo tengo que quedarme donde estoy y no avanzar yo sola. Esto íbamos a hacerlo juntos, ¿no?
Pues ya está. Juntos... hasta el día que despierte del sueño.
Y ya está.
Como hiciste tú. Quiero no pensar tanto, Clío. Quiero vivirlo y ya está.
Ya me encerraré a horrorizarme de lo que hice después. Ahora... solo quiero vivirle.
Ayúdame, musa.
Ayúdame a no sonreir porque sí. A saber mirarle... sin tener miedo a asustarle.
A lo mejor es que esa mirada de hierro no es más que mía. Ella no es más que mi reflejo. Y él no es más que... él.
Ojalá supiera mirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario