jueves, 31 de diciembre de 2009

Perdí la entrada... en algún lugar del viaje.

Es uno de esos trozos de papel que atesoras, que miras y miras temiendo que se desvanezcan en una llama temblorosa y solo quede, testigo de su existencia, una voluta de humo.
Pero no, siguen ahí... porque son materiales, y aunque tú los veas como partes de tus tan preciados recuerdos, esos enlaces son inútiles, inservibles, y por mucho que los veneres, no te arrastrarán allí a donde quieres ir.
Pues este... es uno de esos. Y, además, sabía que se desvanecería mucho antes de que lo hiciera. Por eso, al no encontrarlo, solo sonreí.
Nunca más volvería a ver la entrada número 3000, y con ella, se desvanecería otra atadura.

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