domingo, 14 de febrero de 2010

Cómo no, tú.

Vuelves a mí colándote por donde puedes, y cuando estás llegando saludas con una mano desde arriba, con miedo.
¿Te rechazaré? Sí, tienes miedo. Empiezas a cantar suave, rasgando con tu voz cualquier tela que quisiera esconderme del mundo tapándome los oídos.
Entras, despacio...
Yo no te echo. No puedo echarte, conoces tan bien ese sitio, es casi tuyo. Te paseas por el lugar en el que siempre estuviste, caminas, acaricias cada pared. Son fibras, vivas, latentes.
Sabes que soy yo. Y aunque solo puedes tocarme así, en forma de susurro al calor de una canción, lo transmites todo.
Todo lo que sabes que estaré escuchando, sea quien sea. Porque es todo lo que puedes hacer. Gritar más que nadie, para que te oiga desde donde esté, gritar lo que nadie, para que quiera escucharte. No te rendirás, porque necesitas llegarme.
Ya no quiero apartarte, me prometí dejarte entrar de vez en cuando, y, aunque siempre tengo miedo cuando avanzas, por si te instalas otra vez aquí eclipsando todo lo demás, te dejo pasar.
Te quiero. Pero... quererte es difícil. Y no voy a dejar de quererte porque sea duro.
No te preocupes, yo soy quien necesita llegar hasta ti. Yo tampoco me rendiré.
¿Nunca? Jamás.
Así que... ¿Feliz San Valentín? Sé que estarás pensando qué día es hoy, te preguntarás cómo será este día el año que viene, o el siguiente.
Aunque no celebrado, por lo menos una palabra, un gesto... aunque sea para despreciarlo.
Lo habrá. Yo te llevaré allí. Solo espérame. ¡Espérame!
Ni siquiera sé cómo decírtelo.
Pero estabas entrando, con una melodía dulce de piano por medio, engañándome y contándome que no pasa nada. Entrabas, y de pronto fue como sacudirme el alma, bailaba y, con los brazos en alto, alguien los tomó y tiró de mí hacia un cielo infernal.
Yo ya no estaba en la calle, no estaba en el mundo, no veía siquiera. Solo miraba la forma de tu voz, me contorsionaba para dejarte entrar sin miedo a que doliera...
Hubieran podido atropellarme, seguirme, gritarme.
No habría oído. Me llenaba tu voz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario