viernes, 26 de febrero de 2010

¿Entonces, no son verdad?

Descartes dice, una verdad ha de ser clara y distinta.
Pero yo a ellos no los distingo. Solo físicamente parecen encerrados en sí mismos.
¿Por qué?
Y juntos no pueden ser.
Por qué.
Yo quería... entrar en uno y atravesarlo hacia su mundo, hacer el suyo mío arrastrando cada misterio a la luz. O pasearlo de noche, a hurtadillas mientras nadie miraba para hacerme un hueco en el corazón del otro.
¿Cómo de grande ansiaba que fuera ese hueco? Eso también era un misterio, me decía.
No, lo que pasaba es que... yo no quería mirar hacia la evidencia.
Ansiaba estar, construirme una isla en aquel mar tan basto y cambiante en el que solo unos pocos sabían resistir sin ahogarse. Pero yo me ahogaba, y no de mar. Mientras me hundía, no entendía por qué. Por qué me asfixiaba en mi pequeño islote.
¿Que por qué?
Creo que ya entonces... yo le quería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario