miércoles, 17 de febrero de 2010

A ver cómo salgo de aquí.

Todo muy bonito, explicado, separado.
Pero si lo juntas, igual arde.
Supongo que ninguna reacción lo sería con sus reactivos alejados. Pero si los juntas, igual arden, ¿eh?
Si se filtra... si el aislante falla... si arde.
A ver cómo salgo de aquí. El fuego asfixia, el fuego quema, el fuego abrasa o hipnotiza.
Es el riesgo de jugar con fuego. Te puedes quemar.
Pero es tan fascinante, el fuego. Tanto llamas lamiendo un tronco, como un cuerpo (mi cuerpo, glups) me ilusionan por igual.
El peligro es bello, dicen. Pero no lo entiendes, hasta que lo sientes en tu nuca y comprendes su punzante atractivo.
La belleza de lo efímero, no deja de ser la ilusión del cambio, la certeza del miedo, la obviedad del cuidado, la dureza del tiempo.
Con curvas afiladas y recovecos llamativos, pero brillante, siniestro. Como un cuchillo que empuña el fuego. El fuego arde.
El cuchillo solo hace tic, tac, tic. Y te arrebata el alma. Tac.

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