martes, 5 de enero de 2010

Estamos moviendo acero como si tuviera el peso de una pluma

Ai, qué miedo.
Algo me aferra desde atrás, como un aliento gélido preparado para desparramar el desastre sobre nuestras vidas.
Tengo muchísimo miedo.
Pero quiero confiar en él. Y en ella. Voy a confiar en los dos.
En que él sepa lo que hace y ella... ella le quiera lo bastante.

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